Cristianos que aman la Palabra no serán débiles.
El problema de muchos creyentes del siglo XXI es que ya no se aferran al poder transformador de la Palabra de Dios. Muchos se sostienen en emociones, en eventos, o en figuras humanas, pero olvidan que lo único que cambia verdaderamente al corazón es la Palabra viva del Señor.El llamado del Pastor David Gutierrez
Dios sigue hablando, pero son pocos los que escuchan.
El Señor dice: “Ya no tengo gente que me escuche.”
Su clamor es claro: necesitamos arrepentirnos y volver al primer amor.
¡Se acabó el juego con Dios!
El tiempo de vivir una fe superficial ha terminado.
Estamos cansados de ver una iglesia vacía espiritualmente, mientras Dios sigue preguntando:
“¿A quién le hablaré? ¿Quién escuchará mi voz?”
Dios llama a la unidad, pero muchos corazones siguen divididos.
Nos congregamos, pero por dentro muchos están ausentes de lo que está ocurriendo en el altar.
Nos hemos acostumbrado a los cultos, pero no a la presencia.
Buscamos posiciones, pero no transformación.
Ser cristiano no es un título, ni un liderazgo, ni una costumbre:
es una conversión real del alma.
El pueblo de Dios necesita un despertar urgente, un sacudimiento que rompa la indiferencia espiritual.
Necesitamos atalayas verdaderos, hombres y mujeres que escuchen del cielo y hablen con autoridad.
El profeta Jeremías lloraba por su generación, diciendo:
“Desde el más pequeño hasta el más grande, todos siguen la avaricia; y desde el profeta hasta el sacerdote, todos practican el engaño.”
(Jeremías 6-13)
Esa misma realidad nos alcanza hoy. Hemos cambiado la Biblia por el celular, la oración por la distracción, el fuego del Espíritu por la comodidad.
¡Qué triste palabra la de Jeremías! ¡Y qué vergüenza la de nuestro tiempo!
Pero Jeremías ya está con el Señor…
Ahora el llamado es para ti.
Dios busca un remanente que escuche, que se levante, que llore por las almas, que vuelva a amar Su Palabra más que cualquier otra cosa.
El que ama la Palabra quiere más y más, porque sabe que ahí está la vida, la fuerza y la dirección del Espíritu Santo.
Cierre. Un llamado del Espíritu
Dios no está buscando multitudes distraídas, sino corazones encendidos.
No está buscando programas, sino presencia.
No busca templos llenos, sino vidas rendidas.
Hoy el Espíritu de Dios hace un llamado a las naciones:
¡Despierta, iglesia! Vuelve a la Palabra.
No vivas de apariencias, vive de la verdad.
No sigas el ruido, sigue la voz de tu Pastor.
“Así dice Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Enderezad vuestros caminos y vuestras obras, y haré morar con vosotros en este lugar.”
(Jeremías 7-2–3)
Jeremías fue un profeta de Dios que no buscaba amigos, sino que amaba las almas y la verdad.
Hoy el Señor nos dice lo mismo:
¡Tienen que mejorar sus caminos!
Es tiempo de volver al altar, de volver a Su Palabra, y de vivir lo que proclamamos.
Oración Final
Señor, perdónanos si hemos dejado de oír tu voz.
Aviva en nosotros el amor por Tu Palabra y la pasión por la verdad.
Haznos atalayas fieles, despiertos y firmes en medio de esta generación.
Renuévanos, oh Dios, y que tu fuego vuelva a encenderse en Tu iglesia.
En el nombre de Jesús, amén.
