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Un futuro de Victoria

Y luego el Espíritu le impulsó al desierto. Y estuvo allí en el desierto cuarenta días, y era tentado por Satanás, y estaba con las fieras; y los ángeles le servían. Marcos 1:12

Todos hemos pasado por momentos que nos han llevado a pensar que quisiéramos tener una vida más sencilla. Creemos que sería más fácil una vida sin conflictos, sin angustias, sin miedos, en fin, sin tener que luchar con nada ni nadie. Lo que no recordamos es que sin la lucha en nuestras vidas no habría crecimiento, no aprenderíamos a conocernos ni seriamos capaces de tomar decisiones que puedan glorificar a Dios.

Podemos entender que Jesús fue al desierto para experimentar en carne propia el sufrimiento. Entendemos que fue enviado más bien para demostrarnos como practicar una fe verdadera que genera confianza en el Señor. Fue enviado allí no para someterse a prueba o un castigo, sino para darnos un testimonio de cómo convertir la fe en algo palpable, que sea acción y obra.

De la misma manera hemos sido nosotros enviados al mundo. Hemos sido dotados con el don de la vida, el mayor regalo de nuestro Señor, no para sufrir, pero si ser ser probados en fe y fortalecerla. En este camino, ciertamente encontremos cargas, tormentas, fieras y momentos en el que las dificultades pongan sobre la mesa decisiones difíciles de tomar. En esos momentos recordemos que, avivemos nuestra fe porque no estamos solos, pues Dios se encuentra allí junto a nosotros.., Dios te bendiga en este día en amor y gracia, Amén.

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