“Y edificó Noé un altar a Jehová, y tomó de todo animal limpio y de toda ave limpia, y ofreció holocausto en el altar. Y percibió Jehová olor grato; y dijo Jehová en su corazón: No volveré más a maldecir la tierra por causa del hombre; porque el intento del corazón del hombre es malo desde su juventud; ni volveré más a destruir todo ser viviente, como he hecho. Mientras la tierra permanezca, no cesarán la sementera y la siega, el frío y el calor, el verano y el invierno, y el día y la noche.” Génesis 8:20-22
Noé fue al altar, y Dios estableció un nuevo parámetro: Mientras la tierra permanezca, siempre existirán estas temporadas. Dios restablece las temporadas en las que el hombre debe aprender a vivir. Cuando vino el diluvio, todo esto cesó; no había tiempo para sembrar, no había que cosechar. Esto fue lo que vivió Noé en el arca. Es frustrante estar perdido en la vida, sin saber qué tiempo es o si has perdido tu tiempo. Estás en el arca, y no sabes ni la hora que es.
Al mundo le gusta dictar lo que deberíamos hacer en nuestro tiempo. Por ejemplo, para el mundo, los jóvenes deberían divertirse; pero los jóvenes que se divierten demasiado en su tiempo, después pasan tiempos de amargura. Los tiempos de juventud deben ser tiempos de preparación porque se tiene menos responsabilidades que limiten el tiempo para enfocarse en las habilidades. El joven que no se enfoca en sus talentos, en su llamado, en su propósito, mientras tiene tiempo, cuando no lo tiene, trata de recuperarlo; y entonces entramos en la frustración de querer recuperar el tiempo perdido, porque lo viviste divirtiéndote, haciendo algo que no era lo que había que hacer.
En Eclesiastés dice que Dios lo hizo todo hermoso, en su tiempo. Si hay algo feo en tu vida, es que, quizás, está fuera de tiempo. No es que Dios no lo quiera, es que a lo mejor no está en el tiempo correcto, porque todo es lindo en su tiempo; no necesariamente es que sea malo, sino que está fuera de tiempo. Es complicado estar fuera de tiempo; no haber comprado cuando debiste, no haber vendido en el tiempo correcto, haberte casado fuera de tiempo. Y algo que no te puedes permitir es perder el tiempo.
Por causa de que Noé fue al altar, Dios le dice que Él no permitiría que no hubiera temporadas en su vida. En otras palabras: Te voy a dar indicios durante tu vida para que sepas que viene invierno, que viene verano. Uno de los problemas de los caribeños es que el clima permanece igual todo el año; no hay que usar abrigos ni sacar nieve, no vemos las hojas de los árboles cambiar; todo el tiempo está verde. En otros lugares, te das cuenta que viene el invierno porque el ambiente comienza a cambiar. Por eso estamos perdidos de tiempo; el ambiente nos debería decir que el tiempo ha cambiado, pero aquí solo sabemos que llegó Navidad por los especiales, que de hecho empiezan con meses de anticipación. Nuestro concepto de tiempo está fuera de orden. Dios le dice a Noé: Voy a darte un mundo nuevo donde nunca más vas a estar perdido en el tiempo; va a haber tiempo para sembrar y tiempo para cosechar; pero más vale que sepas cuando es el tiempo para cada cosa. El problema es que creemos que es tiempo de cosechar cuando todavía es tiempo de sembrar, porque pensamos que Dios es demasiado lento. Pensamos que los tiempos deben ajustarse a nosotros, y no nosotros a los tiempos. El éxito no es que el tiempo se ajuste a ti, sino que tú puedas identificar en qué época, en qué tiempo tú estás, en qué momento, en qué época, para entonces saber cuáles son los próximos pasos que tienes que dar, qué es lo que Dios está trayendo, cuáles son las oportunidades que están viniendo a tu vida.
Has pasado por un local vacío y has dicho: Ahí debería haber una panadería. Y van a pasar cinco años y ahí va a haber una panadería, y vas a decir: Me robaron la idea. Pero no te la robaron, lo que hicieron fue aprovechar bien el tiempo, cuando tú lo que viste fue algo que debiste haber hecho, pero no te atreviste a creer, sino que tan solo oíste que no era tiempo de abrir negocios; otro creyó y lo hizo. A veces, los cristianos no tenemos la dirección de Dios que deberíamos tener para vivir en los tiempos divinos, en las cosas de Dios. A veces, el mundo prospera, y habrá quien critique, pero hacen negocio y dan trabajo. Una tienda como Walmart, que abrió en tiempos de crisis y se le cuestionó cómo sería esto, a lo que respondió su fundador: Yo sé que hay crisis, pero he decidido no participar de ella.
No te muevas por lo que dice la economía, por el tiempo humano, muévete por lo que Dios ha dicho que es una temporada para ti. Cree que viene un tiempo de aceleración divina para tu vida, tiempo de multiplicación. Recíbelo, y se van a soltar las riendas, te vas a comenzar a mover a un nivel más grande. Todo lo que estaba detenido, paralizado, va a comenzar a acelerarse. En tu país habrá cambios acelerados y, si no abres tus ojos y no te atreves a entrar en ese tiempo, perderás las más grandes oportunidades que Dios va a traer.
Se acabó eso de estar perdido en tu mente acerca de qué tiempo es. Es tiempo de moverte, de progresar, de creer, de que el propósito de Dios se cumpla en tu vida. El diluvio se acabó; llegó el momento de multiplicarte, y que hagas la nueva vida que Dios tiene para ti.