Cada vez que hablo en diferentes lugares sobre la vida cristiana en nuestra era distraída, alguien me pregunta cuál es la red social más peligrosa. Mi respuesta es directa: TikTok.
Es un peligro en una categoría distinta a la televisión (donde los padres pueden establecer límites y seleccionar mejor el contenido, que suele requerir más atención), los videojuegos (donde el entretenimiento es menos pasivo y también los padres pueden ejercer control) y otras plataformas menos adictivas (por ahora).
Es posible argumentar que la adicción a TikTok y a la basura digital que se difunde es incluso peor que la pornografía debido a que es más extendida y tiene cierta aceptación social, aunque el efecto y sus consecuencias no sean tan diferentes en realidad al nublar la mente, promover la soledad y generar dependencia.
De hecho, recientemente algunos estados en los Estados Unidos han acusado a TikTok de ser una droga adictiva para los menores de edad.
TikTok es cocaína digital para tus hijos y quiero explicarte por qué.
La regla principal de los traficantes de droga
Cada vez más expertos reconocidos hablan sobre esto, especialmente en Estados Unidos: al momento de escribir este artículo, es posible que a partir del próximo 19 de enero la descarga de TikTok sea prohibida en ese país por orden de la Corte Suprema. Para muchos políticos y analistas, es alarmante que esta app esté en manos de ByteDance, una empresa China que no rinde cuentas a Occidente.
Una señal de que China sabe del peligro de TikTok y su potencial como arma geopolítica es que la app está prohibida allí. El gobierno quiere evitar la adicción en sus niños y el adoctrinamiento con ideas opuestas a lo que ellos promueven. Sigue la regla principal del tráfico de drogas: nunca consumas tu propia mercancía.
De hecho, ByteDance tiene para China otra app aparte de TikTok, llamada Douyin, con límites bastante estrictos. Los menores solo pueden ver contenido para su edad y usarla por no más de cuarenta minutos al día, en una ventana temporal que no permite el uso nocturno. No tienen acceso a videos sobre ideología de género o doctrinas contrarias al estado, ni personas haciendo estupideces o cosas peligrosas. En cambio, los videos son educativos, patrióticos o de experimentos para hacer en casa.
Como explica Tristan Harris, experto mundial en ética tecnológica: «Es casi como si [ByteDance] reconociera que la tecnología está influyendo en el desarrollo de los niños, y hacen de su versión doméstica un TikTok “espinaca”, mientras envían la versión “opio” al resto del mundo».
Pero ahora el resto del mundo está reconociendo los peligros de TikTok, los cuales van mucho más allá de que el gobierno de China obtenga acceso a los datos de usuarios con fines políticos y manipuladores (lo cual ya es alarmante y lleva a que algunos gobiernos bloqueen la app en los teléfonos de sus trabajadores).
Es hora de que la iglesia también reconozca lo tóxico de esta app.
Una plataforma adictiva
Instagram, Youtube y otras plataformas están diseñadas para retener al usuario y generar cierta adicción, pero TikTok está en otro nivel. Esto se debe a cómo desarrolló su algoritmo y se adelantó a otras plataformas, a tal punto de que para el 2021 superó a Google como el destino web más popular en el mundo. Hoy más de 900 millones de personas usan la app todos los días.
El algoritmo de TikTok emplea aprendizaje automático para construir un perfil de cada usuario, el cual se basa en datos acumulados que van desde los hábitos de visualización hasta posiblemente las expresiones faciales. Como los videos de TikTok son muy cortos y se reproducen en sucesión rápida, el algoritmo adquiere una gran cantidad de datos para identificar en cuestión de minutos a los usuarios y determinar el contenido más cautivador y atrapante para ellos.
Debido a lo avanzado del algoritmo de TikTok, no es de extrañar que para el 2022, mientras los usuarios en Instagram pasaban 17.6 millones de horas al día viendo reels, los usuarios de TikTok pasaban 197.8 millones de horas en la app.
Como toda droga que brinda placer rápido, TikTok nubla la mente de las personas atrapadas en la plataforma
De hecho, en medio de las demandas a TikTok en Estados Unidos, hace poco salió a la luz información sobre cómo ByteDance conoce la cantidad exacta de visualización necesaria para que alguien forme un hábito: 260 videos cortos (de tan solo segundos). «En menos de 35 minutos, es probable que un usuario promedio se vuelva adicto a la plataforma», explica un investigador. La «media horita» en que un padre le da el teléfono con TikTok a su hijo para que se entretenga tiene consecuencias serias.
Algo más importante es que los jóvenes están diciendo que esta app es nociva para ellos: en una encuesta, el 77,7 % de los usuarios jóvenes de TikTok, en EE.UU., afirmaron que la plataforma era adictiva para ellos. Otra encuesta reciente, más impactante aún, realizada en colaboración con el renombrado psicólogo social Jonathan Haidt, muestra que el 47 % de los jóvenes entrevistados desearían que TikTok nunca hubiera existido.
Por amor a Dios y los jóvenes que nos rodean, ¿los estamos escuchando cuando ellos mismos están dispuestos a hablarnos sobre el mal que les hace TikTok?
Mientras tanto, las estadísticas del alcance y la retención de TikTok hablan por sí solas sobre el éxito de la plataforma al atrapar a los jóvenes:
Una encuesta en EE. UU. en el 2022 reveló que el 58 % de los adolescentes dicen usar TikTok todos los días, y uno de cada seis usuarios dicen que están allí «casi constantemente».
Otros datos más recientes indican que el usuario promedio pasa 58 minutos al día en la app (el doble que en el 2019), mientras que el 22 % de los adolescentes gastan allí entre dos y tres horas diarias.
En el Reino Unido, el 30 % de los niños entre 5-7 años usa TikTok (a pesar de que está «prohibido» que los menores de 13 años usen la app).
Es seguro suponer que estas cifras son similares o más grandes en Latinoamérica.
Toda una generación en nuestros países no solo crece más solitaria, ansiosa y distraída por andar en TikTok —lo que está vinculado a la depresión, los pensamientos suicidas y el aislamiento social—, sino que también está creciendo adicta a los golpes de dopamina que esta app genera en el cerebro.
Una plataforma que embota
Un asunto que abordo en mi libro sobre la vida cristiana y las redes sociales, en el capítulo sobre cómo la distracción nos cambia (cap. 3), es el hecho de que estas plataformas atrofian nuestra capacidad para la atención y el pensamiento profundo.
No importa si tu hijo no va a usar TikTok para buscar contenido inapropiado, puedes estar seguro de que ese contenido lo está buscando a él y lo va a encontrar
El hábito fomentado en nosotros al estar en la web es el de pensar superficialmente mientras se eliminan por falta de uso los circuitos cerebrales que usamos para el pensamiento profundo. El investigador Nicholas Carr alertó sobre eso hace más de una década: «La mente lineal calmada, centrada, sin distracciones, está siendo dejada de lado por un nuevo tipo de mente que quiere y necesita asimilar y repartir información en ráfagas cortas, desarticuladas y a menudo superpuestas: cuanto más rápido, mejor». De nuevo, TikTok llevó todo esto a un nuevo nivel.
Como toda droga que brinda placer rápido, TikTok nubla la mente de las personas atrapadas en la plataforma. El analista cultural Gurwinder Bhogal, que habla de TikTok como una arma de «distracción masiva», explica al respecto:
Con TikTok, el retraso entre el deseo y la gratificación es casi instantáneo; ya no se necesita paciencia ni esfuerzo para obtener la recompensa, por lo que nuestras facultades mentales caen en desuso y se deterioran…
La capacidad de TikTok para embrutecer a las personas, tanto agudamente al fomentar comportamientos idiotas, como crónicamente al atrofiar el cerebro, debería impulsar la consideración de su posible uso como un nuevo tipo de arma, una que busque neutralizar a los enemigos no infligiendo dolor y terror, sino infligiendo placer.
Como creyentes, no debemos subestimar el impacto de esto en nuestro llamado a cultivar una mente y un corazón para la gloria de Dios.
Es importante que respondamos a esta pregunta: ¿cómo podemos ayudar a las nuevas generaciones a profundizar en la Palabra y pensar en las cosas de arriba si sus mentes están demasiado atrofiadas para esto y solo piensan en ráfagas?
Una plataforma que adoctrina
No importa si tu hijo no va a usar TikTok para buscar contenido inapropiado, puedes estar seguro de que ese contenido lo está buscando a él y lo va a encontrar. La app está diseñada para premiar la viralidad, no el bienestar mental.
No es de extrañar que el algoritmo de TikTok promueva por diseño filosofías e ideologías contrarias a lo que queremos enseñar a nuestros hijos
Hay pruebas para afirmar esto. Por ejemplo, una investigación reciente en Reino Unido, hecha en colaboración entre la University College de Londres, la Universidad de Kent y la Asociación de Líderes de Escuelas y Colegios (ASCL), concluyó que el contenido misógino en la sección «Para ti» de TikTok aumentó hasta cuatro veces en solo cinco días, en una prueba para analizar el algoritmo de la plataforma.
El director de la investigación declaró:
Los procesos algorítmicos en TikTok y otras redes sociales apuntan a las vulnerabilidades de las personas, como la soledad o la sensación de pérdida de control, y convierten en juego el contenido dañino. Mientras los jóvenes consumen pequeñas dosis de temas como la autolesión o el extremismo, para ellos parece entretenimiento.
Las opiniones dañinas y los estereotipos están siendo normalizados entre los jóvenes. El consumo en línea está impactando los comportamientos fuera de línea de los jóvenes, ya que vemos cómo estas ideologías pasan de las pantallas a los patios de las escuelas.
No es de extrañar que el algoritmo de TikTok promueva por diseño filosofías e ideologías contrarias a lo que queremos enseñar a nuestros hijos, enseñanzas tóxicas como la «deconstrucción del cristianismo» y la ideología de género.
Es pensando en todo esto que quiero decir lo siguiente a los padres que me leen y a los creyentes en general.
Consuelo y valentía para padres
Muchos padres responsables y que aman a sus hijos permiten que ellos usen TikTok porque desconocen los efectos de esta plataforma, y aquí solo vimos la punta del iceberg. Pero ahora tú ya estás informado y no tienes excusa para permitir su uso.
Sé que para algunos oídos suena legalista hablar de prohibir a nuestros hijos el uso de una app, pues hay personas que pueden argumentar que este es un asunto de conciencia cristiana y que los padres tienen libertad bíblica para sí permitir que sus hijos usen TikTok. Pero ese argumento no es coherente.
En Cristo está la gracia que necesitamos ante nuestros fracasos y descuidos como padres, por lo que podemos tener consuelo en esta verdad
Míralo de esta forma: Ningún padre cristiano diría que dar drogas a su hijo o exponerlo desde pequeña edad a contenido nocivo es un asunto en el que tienen libertad bíblica. Entonces, ¿por qué decir que permitir el uso de TikTok a nuestros hijos es un asunto de conciencia, cuando está demostrado lo adictiva que resulta la app y lo peligroso de su contenido para niños y jóvenes?
Hermanos, en Cristo está la gracia que necesitamos ante nuestros fracasos y descuidos como padres, por lo que podemos tener consuelo en esta verdad. Pero también el Espíritu Santo nos ofrece la valentía para hacer los cambios necesarios en lo que permitimos que hagan nuestros hijos según la edad en que se encuentren. Podemos llevar esos cambios adelante en el hogar con la confianza de que Dios está de nuestro lado.
Al mismo tiempo, sin importar cuán atrofiada esté la mente de nuestros hijos, Dios tiene el poder para impactar sus vidas con Su evangelio y hacerlos nacer de nuevo. Para Su gracia y Su poder no existen los casos sin remedio. (Si eres creyente, ¿no es tu vida una prueba de eso?). Debemos descansar en estas verdades preciosas y orar por nuestros hijos. Pero también debemos tomar medidas prácticas para protegerlos ante lo que busca su mal.
Un llamado urgente para la iglesia
De igual forma, la iglesia necesita cultivar más discernimiento ante las redes sociales. Soy proponente de que los creyentes pensemos en cómo usar estas plataformas para la gloria de Dios con sabiduría. Pero como explico en mi libro sobre el tema, en los últimos años esto representa más desafíos que nunca antes.
En cuanto a TikTok, ¿en serio queremos que los jóvenes se expongan al contenido y la adicción solo por el hecho de que también reciban nuestros mensajes edificantes en la plataforma? ¿De verdad pensamos que el algoritmo premiará nuestro contenido por encima de otras ideologías o la basura que se publica en la plataforma? ¿Esta es realmente una buena forma de alcanzar a personas que más bien necesitan pensar profundamente y tener contacto real con creyentes que les muestren con sus vidas la verdad refrescante de la Palabra de Dios y la libertad de vivir en Cristo y para Él?
Cuanto más pienso en esto, más convencido estoy de que no hay ninguna buena razón para perder tiempo en TikTok y animar a las personas a seguirnos en esa plataforma. Hay formas mucho mejores y más efectivas para alcanzar a los perdidos y servir a la iglesia, sin exponerlos a la adicción y el contenido basura mientras para colmo contribuimos al enriquecimiento y el poder de terceros que se oponen al evangelio.
No debemos subestimar el impacto de esto en nuestro llamado a cultivar una mente y un corazón para la gloria de Dios
Pero también debemos pensar con más atención en la forma en que otras redes sociales están evolucionando al buscar ser tan atrapantes como TikTok o incluso más, entre ellas Instagram y Youtube. Esta es una conversación seria y que debemos seguir desarrollando como creyentes. Por ahora, tal vez no deberíamos preocuparnos tanto por el día de mañana cuando ya hay una decisión clara por tomar hoy: digamos adiós a TikTok, la cocaína digital de las plataformas.
No sé cuántas veces en conferencias e iglesias durante años se me han acercado adolescentes y jóvenes adultos con lágrimas en los ojos y una carga muy pesada sobre sus vidas, para decirme que necesitan ayuda: que están adictos a las redes sociales (mayormente TikTok) y que esto los afecta en el hogar, los estudios, sus relaciones y su caminar espiritual. No podemos minimizar esta crisis. ¿Nos está moviendo el amor a Dios y a nuestro prójimo a hacer algo al respecto?
En vez de permitir que las nuevas generaciones vivan con la mirada en las cosas de abajo —hacia sus teléfonos y apps esclavizantes—, oremos que el Señor nos conceda ayudarlos más bien a levantar la mirada hacia arriba (Col 3:2). Allí está el Rey que regresará para acabar con toda maldad y adicción. Él nos satisface como nada en este mundo puede hacerlo. Él está dispuesto a darnos la sabiduría que necesitamos en nuestros días.
Siempre que alguien me pregunta dónde está mi esperanza ante la crisis que apps como TikTok representan, mi respuesta también es directa: Cristo.