Todos los cristianos conocen el encuentro que tuvo el fariseo Nicodemo, un principal entre los judíos, quien vino a Jesús de noche, porque sentía una gran curiosidad por este hombre.
Este hombre que había oído de Jesús, que atraía a las multitudes con sus sabias palabras y por las maravillosas obras de sanidad que hacía a todas las personas que se acercaban al Hijo de Dios, buscando esa extraordinaria bendición, estaba interesado en la obra del Maestro.
Nicodemo, que seguramente inspiraba un gran respeto entre los religiosos de su tiempo, quería conocer a Jesús y le dijo: “Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, sino esta Dios con él”, Juan 3:1-2.
¿Qué buscaba Nicodemo entre encuentro con Jesús?, atraído por la curiosidad, buscando algo espiritual que lo llenara, porque pese a su religión a lo mejor se sentía vacío de Dios y comprendió que el único que podría llenarlo y satisfacerlo espiritualmente era el Hijo del Altísimo.
No es de extrañar ver personas en iglesias y centros religiosos que igual que Nicodemo están buscando de Dios, porque espiritualmente se sienten vacíos y desencantados por la vida que llevan, pese a las muchas cosas materiales que poseen y disfrutan.
Hay los que asisten a los centros religiosos por curiosidad y otros por una gran necesidad para que en su vida el Cristo de la Gloria los transforme y los llene de gozo, de paz y de bendiciones.
Por eso Jesús le dijo a Nicodemo: “De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios”.
Pero el principal de los judíos y religioso, Nicodemo no entendió, en ese momento, lo que era el nacer de nuevo espiritualmente. Eso mismo ocurre con muchas personas que aun estando en las iglesias no han entendido lo que significa el nuevo nacimiento, y viven una vida de religiosidad, y por desconocimiento, dándole lugar a la carne, y no avanzan ni crecen espiritualmente. Y muchos se preguntan, con preocupación, que les está pasando a esos hermanos.
Nicodemo, asombrado por las palabras de Jesús, le pregunto: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer”, Juan 3:4.
Ante esas dos preguntas de un Nicodemo asombrado, Jesús le respondió: “De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entre en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es”.
Pero que significa nacer del agua del Espíritu, cosas que no entendió Nicodemo, porque el agua es la Palabra de Dios.
Cuando la leemos la palabra, la meditamos, la estudiamos, la creemos, toca nuestro corazón y nos arrepentimos de nuestros pecados, entonces viene a nosotros el Espíritu Santo, que nos guía a toda verdad. Nicodemo, cuando entendió el mensaje, ante su larga conversación con el Maestro, se entrego a Jesús.
¿Y quién es la verdad, Cristo?, quien dijo: “Yo soy el Camino, y la Verdad, y la Vida; nadie viene al Padre, sino por mi”, Juan 14:6. Jesús es el único camino, para disfrutar de la vida eterna, no hay otro.
A un líder religioso de este país le preguntaron, por sus actitudes y manera de conducirse, que dejaba ver que no tenía vida espiritual. Ante ese cuestionamiento, ese líder pudo entender su necesidad de nacer de nuevo y confesó a Dios sus pecados y arrepentido se entrego a Jesús de todo corazón, y comenzó a dar frutos, a reinar la paz, el gozo y la santidad, así como el respeto de los hermanos.
Apreciado amigo, si tu vas a tu iglesia para escuchar los himnos, ver los shows, y los mensajes los cuales critica, a los que a tu juicio, no son buenos. Examínate porque hoy Jesús te dice, al igual que a Nicodemo, que el que no naciere de nuevo no puede ver ni entrar al reino de Dios.
Recibe a Cristo, arrepiéntete de tus pecados, vendrá el Espíritu Santo a morar en ti y disfrutaras de la vida eterna.