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Tened Fe en Dios

20 Y pasando por la mañana, vieron que la higuera se había secado desde las raíces. 21 Entonces Pedro, acordándose, le dijo: Maestro, mira, la higuera que maldijiste se ha secado. 22 Respondiendo Jesús, les dijo: Tened fe en Dios23 Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho. 24 Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá.”  Marcos 11:20-24

Jesús va caminando por un lugar, ve un árbol que aparenta tener frutos; se acerca y ve que no tiene frutos, y se para frente a ella y le dice: Sécate desde la raíz.  Al otro día, los discípulos vienen a buscar la evidencia de lo que Jesús había hecho.  La higuera se había secado y Pedro se lo dice a Jesús.  Jesús le responde: Ten fe en Dios.

Hay cosas en la vida que todos tenemos que nos pueden ayudar a alcanzar los sueños, pero que no son el factor principal para lograrlo.  En primer lugar, el poder de tu mente.  Tu mente tiene un poder excepcional, tiene unas capacidades maravillosas; es impresionante.  La mejor computadora del mundo, no se compara con la capacidad que hay en tu mente.  Ahora hay memorias portátiles pequeñas, en las que puedes guardar decenas de películas, cientos o miles de fotos, cientos de documentos.  Una pequeña computadora puede procesar montones de cosas a la vez; pero por más poderosa que sea, jamás se compara con la capacidad que hay en tu mente.  Tu mente tiene el poder de procesar cien mil reacciones químicas por segundo.  Tu mente procesa una imagen en fracciones de segundo; procesa alrededor de cincuenta mil pensamientos por día.  Se dice que pueden remover la mitad de tu cerebro y no perderías tu personalidad.  Está lo que se conoce como el efecto placebo; te hacen creer que un medicamento tiene ciertos efectos y, si tú lo crees, funciona.  Lo único que tu cerebro no puede hacer es diferenciar entre lo real y lo irreal.  Por eso es que tú no puedes confiar mucho en tu cerebro.

Se ha estudiado a atletas a los que se les ha pedido que cierren sus ojos y se imaginen practicando el deporte, y se ha observado que como resultado sus músculos se contraen como si estuvieran, en efecto, jugando; porque no hay forma en que el cerebro distinga entre lo real y lo irreal.  Por eso es que es tan importante tu mente, por eso es que tienes que cuidar tus pensamientos; tenemos que tener cuidado, además, de lo que ven nuestros niños.  Nuestros niños están teniendo acceso a cosas que nosotros no teníamos, y lo triste es que nuestro cerebro no distingue entre lo que es real y lo que no; aunque es poderoso, es traicionero.  Pero la verdad es que tu mente, si tú la dispones a algo, puedes lograr muchas cosas.

El segundo factor que todos tenemos y que te puede ayudar a alcanzar tus sueños es el poder de tu voluntad.  Cuando tú te propones hacer algo, aunque tus pensamientos te digan que no, si en tu corazón tú tienes la disposición y sacas fuerza de tu interior, puedes someterte para lograr muchas cosas.

Hay un hombre en la Biblia, el endemoniado gadareno, que estaba lleno de demonios, atado, y nada podía contenerlo.  Pero un día Jesús llegó, y aquel hombre se tiró a los pies de Cristo.  Algo en su interior le hizo doblegarse delante de Dios.  Por más poseído, por más pensamientos negativos que tuviera, algo le hizo doblegarse ante los pies de Cristo, y ese día fue libre.

Tu poder de voluntad, tu fuerza de voluntad, te puede ayudar a alcanzar grandes cosas.

Muchos preguntan qué cosas tienen que hacer para alcanzar el éxito.  Un buen consejo es que entiendas que no se trata de que hagas algo nuevo, sino de que dejes de hacer lo que sabes que no tienes que hacer y todavía sigues haciendo.  Tú sabes que no deberías ver tanta televisión, pero todavía lo sigues haciendo; sabes que no deberías comer como lo estás haciendo, sabes que no deberías estar perdiendo tanto tiempo.  Mucha gente quiere hacer cosas grandes y nuevas, sin darse cuenta que avanzarían mucho si dejaran de hacer cosas que ya saben que deben dejar de hacer, pero no ejercen su fuerza de voluntad para dejar de hacerlas.  Eso nada más, sería un avance.

Pero es importante que tú entiendas que por más poderosa que sea tu mente, por más disciplinado que tú seas con tus fuerzas físicas y tu fuerza de voluntad, todos nos encontramos algún día con una montaña que solo la fe la puede mover.

Todos debemos usar más nuestro cerebro, pensar mejor, mejorar nuestros pensamientos, estudiar un poco más, analizar mejor lo que metemos en nuestra mente, meditar en las cosas correctas para actuar de la forma correcta; pero por más poderosa que sea tu mente, por más poderosa que sea tu fuerza de voluntad, nada se compara con el poder de la fe en el Dios Todopoderoso.  Te vas a enfrentar a montañas que solo tu fe puede mover.  Por eso, cuando tus fuerzas se terminan, cuando tú haces todo lo que tienes que hacer, lo único que te queda es tener fe en Dios, confianza; tener seguridad de que Dios te va a dar la victoria.

Cuando hay montañas delante de ti, no es por tus fuerzas que se van a mover; no es por tu trabajo, no es por lo que haces; es por la fe.  Aprende a confiar en Dios como nunca antes.

Tiene que llegar el momento en tu vida en que tú sepas que la montaña más grande delante de ti, solo se mueve por la fe.  Si tú eres capaz de activar y tener esa confianza en Dios, lo que tu mente no puede hacer, lo que tu fuerza de voluntad no puede hacer, a través de la fe lo puedes alcanzar.  Ahí llega la frustración de muchos, porque ponen todo su empeño, toda su fuerza de voluntad, toda su mente disponible para hacerlo, y luego se detienen, fracasan y piensan que es Dios.  Tú, pon tu mente a funcionar, pon toda tu fe en Dios, y la montaña que está delante de ti se va a remover; todo lo que te ha limitado se va a remover.

Fuente:
Pastor Otoniel Font

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