Sabemos que cuando fallamos o lastimamos a alguien debemos arrepentirnos genuinamente para que Dios nos perdone. Arrepentimiento viene de la palabra griega naham que significa volver atrás, cuando uno viaja y toma el camino equivocado, al darse cuenta de su error tiene dos opciones: 1) seguir en el error andando por el camino equivocado o 2) volver atrás, hasta encontrar el camino correcto.
Cuando cometemos un error y lo reconocemos, nos arrepentimos, lo cual está muy bien, pero además de esto, debemos procurar resarcir el daño, al menos en la medida de nuestras posibilidades. En estos casos decir lo siento, expresa nuestro dolor por la falta cometida, pero no resulta suficiente, si además no hacemos algo por reparar el daño que hemos causado.
Si bien Dios, es el único que puede traer paz a cada corazón, nosotros no debemos conformarnos solo con palabras, sino que es necesario hacer algo más, si está en nuestras manos, ¿por qué no hacerlo?
Conocemos la historia de Zaqueo, que había estafado a muchas personas, pero cuando se arrepintió, no solo se conformó con arreglar sus cuentas con Jesús, sino que buscó a las personas a las que le había robado y les restituyó cuatro veces mas de lo que les había quitado.
Mientras tanto, Zaqueo se puso de pie delante del Señor y dijo:-Señor, daré la mitad de mi riqueza a los pobres y, si estafé a alguien con sus impuestos, le devolveré cuatro veces más. Jesús respondió: -La salvación ha venido hoy a esta casa, porque este hombre ha demostrado ser un verdadero hijo de Abraham, Lucas 19:8-9.
El primer paso debe ser el arrepentimiento, pero luego es necesario actuar para reparar el daño. Ambos elementos son necesarios, ya que si solo reparáramos el daño sin pedir perdón reconociendo nuestra falla, la obra sería vana.
Piensa en los aspectos de tu vida que necesitan un cambio o en las personas que han sido afectadas por tus actitudes, pide perdón y en la medida de lo posible, repara el daño causado.
No te quedes solo con palabras, tus acciones hablarán por si solas de lo que realmente hay en tu corazón.