El popular actor de cine Sylvester Stallone, afamado por las películas «Rocky» y «Rambo» vuelve a sus raíces cristianas, y afirma que su fe lo libra de las presiones que siente en el mundo. Con el estreno de la sexta parte de saga Rocky testifica de su fe asombrando a muchos.
«Cuánto más voy a la iglesia y cuánto más me entrego al proceso de creer en Jesús y en escuchar su Palabra, Él me guía en lo que hago y siento que me libra pues las presiones desaparecen». Declaró al boletín Citizenlink editado por Enfoque a la Familia.
Stallone no duda en proclamar que ha cambiado y asegura que su última película, “Rocky Balboa” quiere reflejar la fe cristiana que perdió de joven.
En su última película de la serie de «Rocky», ha querido reflejar el proceso de seguir a Cristo y las batallas que se deben enfrentar.
«Es como si [Rocky] fuese escogido, como si Jesús estuviese en él, un ejemplo vivo de Cristo», manifiesta Stallone. «[Rocky ahora] es muy, muy indulgente. No hay amargura en él. Siempre pone la otra mejilla. Es como si toda su vida estaba a presta al servicio».
Sylvester cuenta acerca de su fe: «Me crié en un hogar cristiano, y fu educado en la fe cristiana. Pero un conocí el mundo y la tentación. Me extravié del camino y tomé un montón de decisiones equivocadas».
Stallone quiere comunicar al mundo la importancia de asistir a la iglesia y su importancia para vivir una vida comprometida con la fe cristiana.
«Tenemos la experiencia y la orientación», dijo. «Podemos entrenarnos nosotros mismos… pero la iglesia es el gimnasio del alma».
Stallone sostiene que la mayoría de sus anteriores películas eran sangrientas; se trataban de frutos de su juventud, cuando su matrimonio no iba bien y se sentía seducido por todas las tentaciones de Hollywood. Para él, este film ha sido guiado por la mano de Dios.
Ahora, dice disfrutar de un matrimonio estable y de una relación con Jesucristo completamente distinta. “Cuanto más profundizo en su creencia en Jesús y escucha su Palabra, siente cómo me libero de sus presiones”. Afirma que la iglesia es el gimnasio del alma.