Cuando nos enfocamos en Dios más allá de las circunstancias que nos rodean algo cambia, todo el panorama se vuelve más claro y es que SU PRESENCIA nos hace abrir los ojos, no hace ver que en sus manos estamos seguros, que lo único que necesitamos es rendirnos ante Él, que lo único que necesitamos en prestarle la atención debida y entonces, SU PRESENCIA hace todo lo demás. “Tú me enseñaste a vivir como a ti te gusta. ¡En tu presencia soy muy feliz! ¡A tu lado soy siempre dichoso!” Salmos 16:11 (Traducción en lenguaje actual)
Fuente:
Pastor Enrique Monterroza | El Salvador