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Solo un Mediador

“…Si tan sólo hubiera un mediador entre nosotros, alguien que pudiera acercarnos el uno al otro.” Job 9:33 (NTV)

En este capítulo vemos a Job expresando que nadie puede justificarse delante de Dios, por «buenas » obras que haya hecho, y es que la Biblia nos enseña que no hay bueno ni uno solo, todos hemos pecado en Adán y somos culpables ante Dios y merecedores de Su juicio. Nadie por “bueno” que pudiera ser podría pararse ante la santidad del Señor, pues nuestra justicia es descrita como trapos de inmundicia (Isaías 64:6). Lo impactante es la mención que hace Job de la necesidad de un mediador que pusiera una mano sobre el hombre y otra sobre Dios para reconciliarlos, ya que el pecado nos había enemistado con Dios. Este mediador nos habla de Cristo, quien vino a reconciliarnos con el Padre, a derribar la pared intermedia de pecado que nos separaba de Él. Job anhelaba un mediador, él tuvo, en medio de su sufrimiento, esa poderosa revelación, muchísimos años antes de que sucediera. No hay otra manera de acercarnos al Padre sino a través de Cristo quien nos hace justos y nos limpia de todo pecado para poder acercarnos confiadamente al Trono de nuestro Dios y es el único Camino al Padre.

Oración
Señor Jesús, gracias porque por Tu sangre maravillosa hoy tenemos entrada a la Presencia de Dios, porque por Tu sacrificio perfecto fue derribada la pared de pecado que nos separaba y ahora puedo tener comunión Contigo y con mi Padre del Cielo. Es por Tu gracia y Tu mediación que tengo salvación, la gloria es solo para Ti mi Rey y Señor. ¡Amén!

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