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Simplemente ríndete a Dios

Una tristeza profunda ha embargado los últimos días tu ser, dejaste de sonreír hace mucho tiempo, sientes una presión fuerte en tu pecho, una sensación de inseguridad por lo que estás viviendo, quisieras que las cosas fueran distintas, que los problemas que hoy tienes a la vista no existieran, o que simplemente tu oración fuese contestada instantáneamente. Pero al no ver nada de lo que quisieras ver has sido presa de un fuerte desanimo, de una depresión indescriptible, de sensaciones poco comunes que solo te llenan de miedos y pensamientos de derrota, pues pareciera que todo lo que ves te hace creer que el final esta cerca.

Para esos momentos en donde todo esta en contra, para esos momentos en donde hay una sensación en tu ser de incomodidad porque nada esta saliendo bien, lo único que puedes hacer es rendirte a Dios, es reconocer que ya no tienes control alguno sobre todos esos asuntos que te afligen, es reconocer que ya no puedes más y que por más que piensas una forma de cómo salir de esto no encuentras manera alguna.

¿Sabes?, todos pasamos por momentos idénticos, episodios de nuestra vida que solo nos traen preocupación por lo que pasará o por los resultados nada buenos que se ven venir, pero en medio de ese tsunami de sentimientos de incomodidad por lo vivido he aprendido que llega un momento en donde simplemente tengo que rendirme, en donde simplemente tengo que doblar mis rodillas y esperar el favor de Dios, pues nada de lo que haga, piense o quiera puede cambiar las cosas, solo Dios es el único que puede hacer el milagro que esperamos.

Ya no pienses más una solución humana a tu situación, no le des más vueltas al asunto porque entre más vueltas le das, menos opciones favorables te quedan, en su lugar SIMPLEMENTE RÍNDETE a Dios.

Es hora de doblar nuestras rodillas y esperar el favor de Dios, es hora de reconocer que hay cosas que ya no están bajo nuestro control, situaciones en las que solo la mano poderosa de Dios puede hacer cambiar a nuestro favor, por eso en esos momentos de impotencia lo único que podemos hacer es simplemente rendirnos a Dios.

Y es que cuando nos rendimos a Dios algo maravilloso pasa, algo sucede en el ámbito espiritual. Cuando todo nuestro ser se doblega a Dios, cuando reconocemos que ya no podemos más, cuando reconocemos nuestra dependencia a Dios, entonces es allí cuando el panorama comienza a cambiar, porque dejamos de intentarlo nosotros para cederle nuestro lugar a Dios, y si hay alguien que puede hacer cosas sorprendentes, ese es nuestro Dios Todopoderoso.

Hoy quiero invitarte a RENDIRTE delante de Dios, hoy quiero invitarte a que con toda humildad puedas decirle al Señor: “¡Dios mío, ya no puedo más, toma tu mi lugar!” y entonces las cosas comenzaran a cambiar. Y es que a veces queremos solucionar las cosas en base de nuestra capacidad humana, hacemos todo lo que podemos para encontrar una respuesta y no la encontramos, nos desanimamos al ver que somos incapaces de solucionar los problemas que se nos presentan, en su lugar lo que debemos hacer es dejarlo de intentar en nuestras propias capacidades y cederle ese lugar a Dios, comenzar a depender EN FE de lo que Dios quiere y puede hacer en nuestra vida.

Cuando nosotros depositamos totalmente nuestra FE en Dios, Él nos honra y toma el lugar que le corresponde y hace de aquello que nosotros creíamos destruido algo hermoso, pues sus planes siempre son mejores que los nuestros.

Por esa razón hoy quiero invitarte a que con una actitud humilde y sincera puedas doblar tus rodillas en el lugar que más creas conveniente y RENDIRTE a Dios, decirle con las palabras más sinceras que pueden salir de tu corazón que ya no puedes más, que ya no quieres intentarlo en tus capacidades, sino que en su lugar quieres que Él tome el control y haga lo que bien le parezca a sabiendas que su voluntad para nuestra vida siempre es perfecta.

¡Ríndete hoy a Dios y comienza a ver los resultados que su mano poderosa comenzará a crear alrededor de ti, porque la FE en Dios es la garantía de buenos resultados!

“Finalmente, dejen que el gran poder de Cristo les dé las fuerzas necesarias.”

Efesios 6:10 (Traducción en lenguaje actual) 
“Por eso me armo de valor,
y me digo a mí mismo:
«Pon tu confianza en Dios.
¡Sí, pon tu confianza en él!»”
Salmos 27:14 (Traducción en lenguaje actual)
Fuente:
Pastor Enrique Monterroza

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