Es maravilloso que todos podamos desear la salvación de nuestra familia, pero también debes desear la sanidad de tu familia. Tú puedes tener una familia salva, pero no necesariamente sana, emocionalmente hablando. Tú puedes tener una familia que le sirva al Señor, que ame a Dios, que tenga su vida espiritual o eterna asegurada en la presencia de Dios; pero el hecho de que la familia sea salva, no quiere decir que sea una familia sana. Pudiera ser que la relación de la familia no se esté llevando de la manera correcta para que se experimente el beneficio de la salvación. Si somos salvos, pero no estamos sanos, no se ve manifestado el beneficio de nuestra salvación en nuestras relaciones. Así vemos a muchos; con la convicción en el espíritu, en sus corazones; salvos, y llegarán delante de la presencia del Señor, pero sus corazones están totalmente contaminados, enfermos, y no pueden experimentar el beneficio de esa salvación.
Características que demuestran que una familia no ha sanado o no es sana:
- Lucha de poderes. Es cuando en una familia constantemente están imponiéndose, viendo quién gobierna, quién controla, quién decide y determina. Hay competencia, batalla emocional, espiritual, mental, para ver quién es el que tiene la posición primordial en la casa, quién tiene la última palabra. Esa lucha de poderes crea un desbalance, quitándole su verdadero poder a la familia. El verdadero poder de una familia no está en un familiar, sino en la familia misma. Si una persona es la que sostiene toda la familia, esa es una familia enferma. La familia completa debe poder ejercer su posición, su postura, y es en esa unión donde realmente está el poder.
- Fronteras débiles. Cuando en una familia no hay respeto, no hay límites o no se respetan los límites de cada uno; los límites de intimidad, de pensamientos; cuando padres e hijos se tratan entre sí como cualquiera y no hay esa diferenciación; cuando los hijos no respetan el cuarto de sus padres, esa familia está sufriendo de enfermedad en su corazón, en sus emociones.
- Temas secretos. Esto es cuando en una familia no se puede hablar abiertamente de las cosas que afectan la familia; cuando tú no puedes hablar con tus hijos, con tu cónyuge; cuando no hay esa comunicación. La iglesia hoy tiene una grande batalla porque el Departamento de Educación quiere introducir educación sexual a nuestros niños. Y estamos en desacuerdo por las agendas que hay tras esto. Pero más allá de estar en desacuerdo con que los homosexuales se casen, el problema es que los heterosexuales no quieran hacerlo. El aborto está aprobado por el Tribunal Supremo de los Estados Unidos. Nos duele que una mujer aborte, pero más nos duele que los cristianos no quieran tener hijos o que no hagamos nada por los huérfanos. Más debe dolernos que no haya una acción pro algo; siempre es en contra de algo. ¿Qué tiene que ver esto con la educación sexual? Que en las casas, donde se debe enseñar la sexualidad, no se enseña; es un tema secreto. Los padres no se sientan con sus hijos a hablarles de frente, así que, entonces, lo descubren por otros medios. Si estas cosas no fueran tabú, y las tomáramos en serio y les enseñáramos a cuidarse, aún cuando en la escuela les enseñen algo incorrecto, tendrán la defensa de lo que los padres les enseñaron. Queremos resolver los problemas, pero lo hacemos al revés. No nos damos cuenta de lo proactivos que tenemos que ser. Ya es ley que los homosexuales puedan casarse; lo que tenemos que demostrarles a nuestros hijos es que el matrimonio heterosexual es lo mejor que hay. Pero tú con tu cónyuge no te tomas de la mano, no te besas, ellos no ven ningún cariño, lo que ven afuera son dos hombres besándose, y ahí se ve el amor, mientras en la casa lo que ven es pelea. Si enseñáramos todo lo contrario, si mostráramos que lo que tenemos en casa es mejor; pero les mostramos lo contrario. La responsabilidad hoy es más de nosotros.
Tú tienes que enseñarles a tus hijos a reaccionar ante estas situaciones que van a enfrentar, para que tu familia esté sana. Pero, si en tu casa estos temas se presentan como tabú, tendrás una familia enferma porque, entonces, cada uno buscará la solución al problema como lo pueda encontrar. Y la encuentran ocultándose los problemas el uno al otro. Y, de esa manera, la familia se enferma cada vez más. En tu familia no debe haber este tipo de temas secretos; deben hablarlos con propiedad.
Tú debes saber qué han oído tus hijos respecto a ciertos temas, y tus hijos deben saber lo que dice la palabra al respecto, y cómo ellos deben reaccionar a ciertos temas y situaciones. Tú no puedes dejar que todo lo vean por internet, que la escuela tenga que enseñarles, que la gente tenga que decirles. Si tú no les hablas a tus hijos de drogas, ¿quién lo va a hacer?
Si no hablas ciertos temas con tu familia, sin darte cuenta, estás poniendo a tu familia en peligro de enfermarse. La información va a llegar de lugares incorrectos, de la forma incorrecta; estarás permitiendo que haya sensaciones y emociones indebidas, simplemente por no atreverte a hablar de este tipo de cosas. Y entonces tenemos en la iglesia familias salvas pero que no pueden hablar de estas cosas.