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Saldrá Estrella de Tus Generaciones


17 Lo veré, mas no ahora; lo miraré, mas no de cerca; saldrá ESTRELLA de Jacob, y se levantará cetro de Israel, y herirá las sienes de Moab, y destruirá a todos los hijos de Set.”  Números 24:17

Va a salir una estrella sobre tu familia; quizás no ahora, pero lo vas a ver; una estrella que va a determinar dominio, poder, autoridad; una estrella que va a derrotar a los enemigos; una estrella que va a dirigir tu camino.

Estas palabras las dice un hombre llamado por Dios para bendecir al pueblo de Israel.  Este hombre en un momento dado se confunde, se deja llevar por la pasión por el dinero, y es comprado para maldecir al pueblo de Dios.  Cuando va de camino a maldecir al pueblo, hasta un burro le habla.  Pero ahí vemos el principio espiritual de que, lo que Dios bendijo, ya nadie lo puede maldecir.  No importa si alguien habla mal de ti; si ya Dios te bendijo, tú estás marcado por el resto de la vida.  No puedes evitar que la gente hable mal de ti, que quieran hacerte daño, pero después que Dios puso su mirada sobre tu vida y te marcó para algo, no importa lo que nadie haga, lo que Él dijo es lo que va a suceder contigo.

Dentro del proceso en que se encontraba el pueblo de Israel, que era un momento muy difícil, una de las palabras proféticas de Balaam fue esta: Saldrá una estrella; quizás no la veré, pero saldrá y derrotará a todos nuestros enemigos.  Esta es una de las muchas profecías que hay acerca de nuestro Señor Jesucristo.  En un tiempo de dolor, en un tiempo difícil, la promesa de mirar al cielo y ver cómo Dios traería la libertad y la bendición que el pueblo estaba esperando, era lo que les daba la esperanza de seguir viviendo y creyendo.

Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos, 2 diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle. 3 Oyendo esto, el rey Herodes se turbó, y toda Jerusalén con él. 4 Y convocados todos los principales sacerdotes, y los escribas del pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Cristo. 5 Ellos le dijeron: En Belén de Judea; porque así está escrito por el profeta: 6 Y tú, Belén, de la tierra de Judá, No eres la más pequeña entre los príncipes de Judá; Porque de ti saldrá un guiador, Que apacentará[a] a mi pueblo Israel. 7 Entonces Herodes, llamando en secreto a los magos, indagó de ellos diligentemente el tiempo de la aparición de la estrella; 8 y enviándolos a Belén, dijo: Id allá y averiguad con diligencia acerca del niño; y cuando le halléis, hacédmelo saber, para que yo también vaya y le adore. 9 Ellos, habiendo oído al rey, se fueron; y he aquí la estrella que habían visto en el oriente iba delante de ellos, hasta que llegando, se detuvo sobre donde estaba el niño. 10 Y al ver la estrella, se regocijaron con muy grande gozo. 11 Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra.”  Mateo 2:1-11

Interesante porque, aunque Herodes tiene gente que puede entender estas cosas, indaga con los magos diligentemente, pero ellos no le dan la respuesta; entonces, envía a los suyos con ellos.  Hay quien piensa que eran tres reyes porque eran tres regalos, pero realmente era una caravana.  Tampoco llegaron al pesebre, sino que vieron la estrella al momento del nacimiento, pero les tomó entre ocho meses y dos años llegar hasta donde estaba Jesús.  Caminaron todo ese tiempo para llegar allí a adorar al rey de los judíos.  Aquel no era su rey, pero entendieron la revelación de lo que había pasado.

Las promesas de Dios siempre están preparadas con mucha anticipación para cada uno de nosotros.  Dios ha provisto para cada tiempo de tu vida.  Hay una promesa, una estrella que Dios ha levantado en los momentos cruciales de tu vida.  Esto no fue algo de un día para otro.  En tus momentos más oscuros, aprende a buscar las estrellas de Dios que Él ya ha establecido para los momentos difíciles, duros y cruciales de tu vida.

Desde Números, Dios le está diciendo a Israel: Mira siempre al cielo; en tus momentos más difíciles, yo he preparado algo que va a llamar tu atención, va a dirigir tu camino, y te va a dar esperanza.  Hay momentos en tu vida que no sabes lo que está pasando ni porqué, pero llegas a un lugar donde luego entiendes que tiene que haber sido Dios quien orquestó todo en tu vida, para poder llevarte al lugar correcto.  Son momentos en que no debes concentrarte en lo que estás viviendo, sino en lo que viene de parte de Dios para tu vida.

Lo obvio no es obvio para todo el mundo.  Si había una estrella que era obvia para un grupo de personas, ¿por qué no lo fue para todo el mundo?  Aquello tuvo que haber sido algo que captara la atención, que hiciera que la gente mirara.  La pregunta es cuánta gente habrá visto aquella estrella y no le significó nada.  Vieron la estrella y pensaron: Oye, yo nunca había visto una estrella así.  Pero andamos despistados.  Cuántas cosas perdemos en la vida, simplemente, por no prestar atención.  Aquella estrella estaba allí en el cielo y la vio un grupo de predicadores, y un grupo de empresarios, de reyes.  Aunque todo el mundo tiene derecho a mirar al cielo, lo que es obvio, no es obvio para todo el mundo.  Nunca sabremos cuánto tiempo le tomó a Moisés darse cuenta que aquella zarza era una zarza especial.  Él camina frente a una zarza que ardía y no se consumía.  Ahora, para darse cuenta que no se consumía, tiene que haber pasado horas, días.  Era común ver zarzas arder en el desierto, pero ver una que ardía y no se consumía era algo distinto.  No sabemos cuánto tiempo le tomó identificar que había algo raro allí.  De igual manera, no sabemos cuánto le toma a la gente despertar.  Al hijo pródigo le tomó hasta llegar a desear comida de cerdos, para entonces volver en sí.  Lo obvio no es obvio para todo el mundo; hay quien tiene que llegar a la miseria para un día abrir sus ojos.  Hay otros que teniendo la revelación, la oportunidad ante ellos, por no prestar atención, lo que es obvio lo pierden de vista.

Las oportunidades están para todos.  La estrella brilló para todos; solo un pequeño grupo la pudo ver y reaccionó a ella.  Tú tienes que ser de ese grupo.  Tienes que ser capaz de mirar lo que es obvio y reaccionar.

Fuente:
Pastor Otoniel Font

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