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Sabiduría para tus finanzas

La sabiduría e inteligencia que puedas adquirir, y que vendrá de Dios, es lo que hará la diferencia entre la pobreza y la abundancia.  Una persona sabia, sus caminos, sus pasos, van hacia el futuro que Dios tiene delante de ellos.  Una persona necia es aquella que no busca sabiduría e inteligencia, por lo que comete demasiados errores.  Probablemente, alguna vez has dicho: Si hubiera sabido antes lo que sé hoy, estaría en una posición totalmente diferente.  Este es un pensamiento de nostalgia que no necesariamente nos ayuda a enfrentar nuestro presente, pero sí nos dice una grande realidad; cuando dices esto estás aceptando que lo que te separa del destino que quieres tener o que deseas alcanzar, es tu sabiduría.  Lo que tendrías entonces es que preguntarte qué tú necesitas saber para llegar al lugar que quieres llegar.

“El que posee entendimiento ama su alma; El que guarda la inteligencia hallará el bien.”  Proverbios 19:8

Esa palabra entendimiento, en el texto original es sabiduría.  El que posee sabiduría, ama su alma; el que busca estudiar, aprender; sabiduría natural y espiritual.  Esta sabiduría se adquiere a través de libros de gente inteligente que ha descubierto secretos y que nos pueden ayudar a transformar nuestras ideas.  Y, sobre todo, la sabiduría espiritual que proviene de la palabra de Dios.  Aquellos que aman la sabiduría, aman su alma.

Hay varias decisiones que demuestran un momento de ignorancia en la vida financiera de muchos.  Puede que alguna de estas tú las hayas hecho o estés a punto de tomar estas decisiones, y esta palabra ha llegado a tiempo para ayudarte a tomarlas y poder experimentar la libertad económica que Dios tiene para ti.

“ No seas de aquellos que se comprometen, Ni de los que salen por fiadores de deudas.  Si no tuvieres para pagar, ¿Por qué han de quitar tu cama de debajo de ti?”  Proverbios 22:26

En otras versiones dice que no seas de los que hacen promesas sin condiciones; que no seas codeudor.  La única forma en que tú haces promesa sin condición como fiador es si no tienes para pagar.  En otras palabras, si no tienes para pagar, no te comprometas y no seas codeudor; pero si tienes para pagar, entonces sí puedes ser codeudor y hacer promesas.

Es falta de sabiduría hacer una promesa sin establecer las condiciones a través de las cuales esa promesa se puede cumplir.  No es lo mismo prometerle a un niño llevarlo al parque, que aclararle que eso depende de que no llueva.  Es importante establecer las condiciones de tu promesa cuando te comprometes, porque el mundo natural es muy cambiante.  Cuando prometes algo a Dios, la condición es que él te provea.  Jacob prometió: Si tú vas conmigo, si tú me prosperas, de lo que tú me des, yo el diezmo apartaré para ti.  Jacob no se comprometió sin que hubiera una condición, una manera de que aquella promesa se pudiera cumplir.  Cuando prometes a Dios algo, Él sabe, conoce que parte del cumplimiento de esa promesa depende de ciertos factores y de que su favor y su gracia se manifiesten sobre tu vida.  Por lo tanto, Dios se pone en acción esperando y creyendo que tú vas a cumplir tu promesa, porque Él va a hacer su parte.  El no condicionar tu promesa lo que hace es poner una presión en tu vida demasiado extrema; entonces te sientes comprometido en cumplir tu palabra y esa decisión te puede llevar a cometer otros errores económicos.

Otro factor que demuestra falta de sabiduría en tus decisiones financieras es firmar como codeudor de otro.  Es mejor darle una ofrenda.  Cuando tú firmas como codeudor de alguien, es contando con que esa persona va a mantener ese trabajo; Dios no lo quiera, se enferma, lo despiden, cierra la compañía, se divorcia.  Son muchas las cosas que pueden pasar para que cambie su condición; y entonces tú te encuentras con una responsabilidad de algo que ya hoy probablemente ni le ayuda por la situación en la que ahora se encuentra.  No es sabio ser codeudor de alguien, a no ser que tú tengas la capacidad de pagar aquello con lo que se comprometió la persona con la que estás firmando.

“ Los pensamientos del diligente ciertamente tienden a la abundancia; Mas todo el que se apresura alocadamente, de cierto va a la pobreza.”  Proverbios 21:5

Apresurarte alocadamente es tomar decisiones emocionales.  El diligente, el que es consistente, el que no piensa que la abundancia llega de un día para otro, sino que va paso a paso, poco a poco, trabajando con esfuerzo, su camino es la abundancia.  Tomar decisiones alocadamente es tomarlas sin pensar, sin analizar.  Si tuvieras dudas en cuanto a un gasto fuera de tu presupuesto normal, como regla general, pudieras establecerte el dejar pasar varios días antes de tomar la decisión.  ¿Para qué?  Para que se pase la emoción; porque puede que tengas el dinero, pero quizás sea algo que, dentro de poco, ya no lo vas a querer, o quizás puedes conseguirlo más económico.  Toma tiempo para pensar.  Todo aquel que toma decisiones alocadamente va a la pobreza.

“ El que labra su tierra se saciará de pan; Mas el que sigue a los ociosos se llenará de pobreza.”  Proverbios 28:19

Una persona ociosa es aquella que persigue cosas sin verdadero valor, cosas sin valor eterno o duradero; y esa persona, lamentablemente, no podrá disfrutar de riquezas económicas.  Tu dinero representa tiempo; el tiempo que tú inviertes en un trabajo es lo que hace que te den dinero; por lo tanto, cada vez que tú compras algo, lo que estás es intercambiando tu tiempo por eso.  Tu tiempo ya se fue, y si con el dinero que obtuviste por tu tiempo compras cosas que desaparecen inmediatamente, verdaderamente has perdido tu tiempo.  En el mundo natural, por supuesto, nada dura una eternidad; pero hay cosas que son más valiosas que otras, más importantes que otras, cosas que su efecto en tu vida trasciende tu ahora, y te ayudan a vivir una vida llena de éxito y de plenitud; y es en esas cosas que deberías invertir tu dinero, tu tiempo.

Fuente:
pastor Otoniel Font | Puerto Rico

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