No puedes pensar que vas a ser más espiritual y que vas a tener más paz teniendo menos; tampoco puedes pensar que vas a tener más paz teniéndolo todo. Si tienes a Dios, tienes paz, tengas o no cosas materiales. Tienes que hacer como decía Pablo: Sé estar contento cuando tengo, y cuando no tengo; Dios es mi fortaleza; todo lo puedo en Cristo que me fortalece. Es Dios quien te sostiene, cuando tienes poco, y cuando tienes mucho.
Como creyente, tienes que saber que habrá momentos altos y momentos bajos, y que tienes que poner prioridades en tu vida y organizarla. Estos 2 conceptos, lamentablemente, se han metido en la iglesia, y no se crea el balance correcto.
“7 Dos cosas te he demandado; No me las niegues antes que muera: 8 Vanidad y palabra mentirosa aparta de mí; No me des pobreza ni riquezas; Mantenme del pan necesario; 9 No sea que me sacie, y te niegue, y diga: ¿Quién es Jehová? O que siendo pobre, hurte, Y blasfeme el nombre de mi Dios.” Proverbios 30:7-9
Esta es una expresión que se utiliza y se malinterpreta. El proverbista lo que está diciendo a Dios es que no le pobreza ni riqueza, porque si es rico pudiera olvidarse de Él, y si pobre pudiera echarle la culpa. ¿Quién es el del problema; Dios, el dinero, o el hombre? El hombre. Si, cuando tú eres pobre, lo que te da es con robar, tú tienes un problema de carácter. Todos pasamos momentos de necesidad, y no recurrimos al robo. Así que, este era un hombre que tiene un problema de carácter. Si Dios te prospera y te olvidas de Él, tú eres el problema. Pero el verdadero problema de este hombre, lo vemos unos versos antes:
“2 Ciertamente más rudo soy yo que ninguno, Ni tengo entendimiento de hombre. 3 Yo ni aprendí sabiduría, Ni conozco la ciencia del Santo.” Proverbios 30:2-3
En el texto original, ese término rudo en realidad es necio, torpe, bruto. Así que, el que dice más adelante que, de ser rico o pobre, se olvidaría de Dios, desde el principio te dice que es un necio. Él mismo dice que es tonto porque no tiene entendimiento de hombre; o sea, que no ha estudiado siquiera lo básico. Esto te dice lo que tú necesitas para manejar debidamente tus finanzas; tú necesitas entendimiento, sabiduría y la ciencia del Santo para prosperar. Estos son 3 niveles que tienes que tener: Administración básica; lo que es un activo, un pasivo, cuadrar una chequera, lo básico. Necesitas sabiduría, que va más allá que el entendimiento; es aplicación de entendimiento, pero a otro nivel. Y tú necesitas la ciencia del Santo, que es la sabiduría de Dios; es cuando Dios te da acceso a conocimiento espiritual para vivir en el área financiera. Y este hombre nos dice que él no tiene ninguna de las 3; y después le dice a Dios que no le dé riqueza ni pobreza. Si tú tienes lo que necesitas diariamente, comoquiera vives preocupado; porque eso es vivir en el desierto, comiendo del maná día a día. Pero tú tienes que vivir por encima del ascetismo y del materialismo. Tú necesitas la ciencia de Dios, la sabiduría, el carácter; saber que tus finanzas van a fluctuar, que va a haber momentos altos y bajos; tienes que manejar tu vida, tus finanzas, planificarte proyectándote al futuro; no puedes estar pensando en obtener y querer más, y obsesionarte pensando que si no alcanzas eres un fracasado; tampoco puedes pensar que vas a ser más feliz si tienes menos. Eso no es lógico. Tú tienes que vivir en el balance del plan de Dios para tu vida; saber que Dios te cuida, que tienes que trabajar, ofrendar y diezmar, pedirle a Dios inteligencia e ir manejando tu vida; saber que hay momentos para ahorrar y momentos para invertir, momentos para trabajar y para descansar, para vacacionar, para todo. Porque las cosas no salen de la nada, sino de tu conexión con Dios, de la sabiduría, del duro trabajo.
En nuestro ministerio, cada ofrenda que tú has sembrado siempre la has podido ver reflejada; la invertimos en el edificio, en el canal de televisión, en las emisoras de radio. Dios nos ha dado el favor y la gracia, y hemos ido haciendo las cosas poco a poco, porque la sabiduría de Dios va poco a poco llevándonos a hacer todas estas cosas. Hemos estado felices en carpas, como en edificios costosos; hemos estado felices con cientos de personas, como con miles; porque lo de afuera no determina nuestro éxito y nuestra fe, sino que es la fe en el Dios Todopoderoso. No creemos en pobreza, y tampoco estamos en lo desmedido.
No seas necio. Pídele a Dios sabiduría, entendimiento, y la ciencia del Santo, para que puedas prosperar como Él quiere que lo hagas.