Hechos 9:1-7 Dios derribó a Saulo del caballo en el que andaba, pero del suelo se levantó convertido en el apóstol Pablo. Quienes andaban con él quedaron atónitos, solo veían a un hombre asustado, postrado y ciego, pero en realidad Dios estaba tratando con él, preparándolo para reposicionarlo en el lugar donde debía estar. Del mismo modo pasa con cada uno de nosotros; antes de Dios colocarnos en el lugar de nuestra bendición seremos procesados.
Mientras atravesamos este proceso de reposicionamiento divino debemos mantener una actitud de fe y templanza. No debemos juzgar en lo natural, sino en lo espiritual. Aquellos hombres que andaban con Saulo solo vieron en lo natural a un hombre caído en el suelo, no pudieron ver la luz que le rodeó, a Dios que le habló, la respuesta que recibió y la nueva dirección que Dios le estaba dando.
En este tiempo también debemos cuidar nuestros oídos de lo que escuchamos y seleccionar la gente que nos rodea, la cual debe ser de fe y madura espiritualmente.
Lo que para el mundo será una caída en realidad es un reposicionamiento divino. Daniel salió del foso de los leones a una posición de mayor autoridad. Lo mismo Sadrac, Mesac y Abed- Nego, el fuego al que fueron condenados sólo sirvió para quemar sus ataduras, pues salieron del horno a una mayor gloria. José solo pudo llegar al trono atravesando la cárcel, donde se conectó con gente del gobierno. Lo que pareció un asesinato a Jesús en la cruz, en realidad fue la redención de la humanidad.
Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.1 Corintios 2:14
No miremos nuestras caídas con los ojos naturales, sino con los espirituales, pues Dios puede estar procesándonos para una nueva y mejor posición. De nuestros momentos más bajos vienen los más altos levantamientos. Puede que estés en el suelo hoy, pero te aseguro que te vas a levantar si permaneces firme en tu fe y le eres fiel a tu Señor.