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Remonta el Vuelo

El águila no vuela, se remonta.  Estos son dos procesos totalmente diferentes.  El águila usa sus alas de forma diferente, mide los vientos desde las alturas para lanzarse.  Muy pocas veces mueve o agita las alas; en su lugar, las usa para planear entre los vientos.  Este proceso es uno mental, de medidas y ubicación.

Las plumas que renuevan son plumas especializadas, pues son capaces de posicionarse en forma específica.  Se ha podido estudiar en fotos y videos que las águilas pueden mover sus plumas como las aspas de un avión.  Estos pequeños movimientos son los que le ayudan a moverse a la izquierda o a la derecha, a subir o bajar, todo esto calculado con la velocidad del viento.

Dios quiere entregarte nuevas alas con plumas especializadas, no para volar, sino para que te remontes, te dejes dirigir y veas en qué dirección los vientos del Espíritu Santo están fluyendo, y alcanzar lo que nunca antes.  No es fácil, pero tienes la capacidad dada por Dios.

El águila muda sus plumas de 5 a 6 veces para llegar a ser un águila madura.  De ahí en adelante, las águilas pasan por el proceso de renovación.

El proceso de la renovación se hace cada cierto tiempo, para que las águilas permanezcan con las cualidades necesarias para alcanzar a vivir el máximo tiempo.  Desde sostener vientos de sesenta y setenta millas por horas, hasta lanzarse entre árboles, son las actividades que estas plumas aguantan; pero sufren daños, desgastes, se ensucian y quedan marcadas.  Al igual que el águila, es necesario que te renueves, porque tus plumas tienen marcas que demuestran que tu vida no ha sido tan fácil.

En Gálatas 6:17, vemos que Pablo decía: Tengo las marcas del apostolado.  Y, en 2 Corintios 11, podemos ver cuáles eran estas marcas.  De tirar piedras, Pablo pasó a ser al que le arrojaban piedras.  Pablo podría haber pensado: ¿Para qué predicar tanto, si me van azotar?  ¿Para qué volver a intentarlo y remontarme?  De la misma manera pasa con nosotros.

La vida trae marcas.  Aun al mismo Cristo, le dejaron marcas, cicatrices de gloria que no escondía, sino las mostraba.  Hay quienes miran sus marcas, se avergüenzan y tratan de cubrirlas, pensando que algún día la gente se olvidará de ellas.  Cristo decía: Aquí están las marcas de que he vencido.  Las únicas marcas que veremos en el cielo, son las de Cristo, hechas por el hombre.

¿Qué vas hacer con las marcas y cicatrices que tienes?  Hacer como Elías, esconderse en la cueva porque no quería seguir cumpliendo el propósito; o como Moisés, en el desierto, que por las marcas de aquellos que lo señalaron se puso tartamudo.

Ya has madurado y sabes para dónde vas.  Pero, te has detenido a mirar tus cicatrices pensando: ¿Para qué?  No sigas volando en el desierto.  Decide renovarte, remontarte a las alturas, para cumplir el propósito de Dios en tu vida.  El Espíritu Santo está soplando para una nueva dimensión.

Dios no ha trabajado contigo tanto tiempo, para que te quedes en el lugar donde te encuentras.  Llegó el momento de remontarte.

 

Otoniel Font

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