Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra, para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu; para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.” Efesios 3:14-19
Pablo oraba por que el pueblo estuviera arraigado y cimentado en amor, quería que tuvieran profundidad. Utiliza dos términos muy interesantes, uno de agricultura, otro de construcción, y los utiliza para definir la solidez y la profundidad que debe tener un creyente. Habla de estar arraigados, de echar raíces; y añade que quiere que tengan un buen fundamento. Lo más costoso de una construcción es el fundamento; pero así mismo de importante es. Para el fundamento de nuestra iglesia, por ejemplo, hubo que rellenar con muchos pilotes; un fundamento muy costoso y que no se ve, pero la única manera de ver lo que vemos es que el fundamento que no se ve sea sólido.
Pero la mayor inversión, por lo general, la haces en el exterior; gimnasio, maquillaje, ropa. Pablo quería que las raíces y el fundamento estuvieran de la manera correcta. ¿Por qué? Pablo está hablando de la importancia de la solidez del interior del hombre. El término raíz habla acerca de las cosas que van a salir de dentro de ti. La raíz es la que toma lo que hay alrededor del terreno y lo procesa para que el árbol dé fruto. Así que Pablo lo que está diciendo es que tus raíces deben estar profundas en el amor de Dios, de manera que lo que salga de ti, el fruto sea producido por amor. El fundamento se tira para ponerle algo arriba, y se hace de acuerdo a lo que tú quieras ponerle. Pablo dice que tu fundamento tiene que estar sólido para que puedas recibir las cosas que Dios quiere depositar en tu vida. Y la solidez te la da el amor. No a todo el mundo tú le puedes dar poder; el poder tiene un peso, la posición y la autoridad tienen un peso. Y, cuando tú le das poder a alguien, si no tiene el fundamento correcto, el poder lo derrumba. Y el fundamento que te sostiene es el amor; porque el amor siempre mantiene en tu mente las prioridades correctas.
El amor siempre te recordará de dónde saliste, para qué Dios te está dando ese poder.
Si tú tienes poder un día en tu vida, y pierdes el amor, no sabes para qué Dios te dio el poder y no te das cuenta que el poder que te dio es para amar. Dios no es poder; Él es amor, y tiene poder; porque cualquiera que tenga poder, sin amor, es muy peligroso. El poder de Dios Él lo administra basado en su amor. Por eso, Jesús, pudiendo hacer cosas, no las hacía; él podía hacerlas, pero su amor dictaba límites al poder que él usaría. En la vida, no se trata de lo que tú puedas hacer, sino de lo que debes hacer. Cuando el diablo tentó a Jesús para que cambiara las piedras en pan, no le estaba diciendo algo imposible; más adelante, Jesús cambió agua en vino, multiplicó panes y peces. Nunca hubo duda de que Jesús pudiera hacerlo; Jesús lo que dijo fue que no solo de pan vivirá el hombre, nunca dijo que no pudiera hacerlo; porque en la vida no se trata de lo que tú puedas hacer, sino de lo que debes hacer; y el fundamento de lo que tú debes hacer te lo da el amor.
Por eso Dios escogió a David, un hombre conforme al corazón de Dios. Igual con José; dice la Biblia que hasta el día que se cumplió la palabra, el dicho de Jehová lo probó. Dios escogió dos hombres que iban a ser capaces de estar en lugares de poder, sin que el corazón se dañara por las cosas que iban a pasar. David pasó por montón de problemas; su familia lo dejó, su esposa lo dejó, cometió un montón de errores, pero amaba tanto a Dios, que el corazón nunca se le dañó. Vemos a un José que, a pesar de todo lo que pasó, les dio de comer a sus hermanos y a su padre; los perdonó. Ambos pasaron por mucho, pero cuando les dieron poder, como el fundamento era amor, ese poder no los derribó.
Hay gente pidiendo a Dios más dinero, y la pregunta es si el fundamento es el correcto.
Pides prosperidad, pero ¿es tu fundamento el correcto? Porque, cuando Dios te dé lo que estás pidiendo, eso va a poner un peso en tu vida.
Las raíces son necesarias; no son para aguantar el peso, pero determinan lo que sale de adentro de ti. Cuando estás en presión, en problemas, ¿qué sale de adentro de ti? Si tu ejemplo es Cristo, lo que sale de ti es: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Si tu ejemplo es Cristo, lo que sale de ti no son palabras de maldición. Jesús decía lo que tenía que decir, hablaba claro a todo el mundo, pero nunca a modo de condenación. ¿Puedes tú guantar el peso de lo que Dios te ha dado? ¿Puedes aguantar la posición? ¿Puedes aguantar todo lo que Dios quiere poner en tu vida? La única manera en que puedes aguantar, es si el fundamento es el correcto.
Bajo la presión, ¿qué está saliendo de ti? ¿Palabras de maldición? Pues hoy es el día de cambiar tu vida. Decide que tus palabras serán las correctas. Tú estás cimentado en amor. Mira las cosas correctas, di lo que tienes que decir, no lo que pienses o sientas, sino lo que la Biblia dice que tú debes decir. De esta manera, cuando Dios te bendiga y prosperes, tú tendrás el fundamento correcto para poderlo sostener. Pídele a Dios que sea su Espíritu cimentándote y arraigándote para tú poder vivir la plenitud que Él tiene para ti.
No es lo que te pasa lo que determina tu destino, sino tu reacción. No es la traición de tu excónyuge lo que te tiene hoy donde tú estás, sino tu reacción de coraje, de resentimiento, de amargura, lo que te tiene infeliz hoy. No es el fracaso, no es el problema; es la reacción de rencor. Tú no puedes escogerlo que te pasa, pero sí cómo reaccionas. Te traicionaron, pero no te vas a amargar; nadie es tan importante para determinar tu futuro, cuando ellos no aprecian quien tú eres. Puedes tener coraje hasta con Dios por no contestar tu oración como tú querías; pero lo que te pasó o no te pasó no es lo que ha determinado donde tú estás hoy. Si ante todo lo que te pasa, tu reacción es en amor, todo obra para bien para aquellos que aman a Cristo Jesús. Dios se encargará de cambiar todas las cosas. Todo lo que venga a tu vida, procésalo por amor. Mantén tus prioridades correctas, tu mente en orden, y deja que el pleno conocimiento del amor de Dios se manifieste en tu vida. Te vas a dar cuenta lo grande del amor de Dios, lo profundo y maravilloso de su amor; cuando eres capaz de vivir dirigido por el Espíritu, tomando tus decisiones en amor.