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¿Qué es el nuevo orden mundial?

Cuando escribes la frase “nuevo orden mundial” en Google aparecen cerca de 152.000.000 de resultados… sí, leíste bien, ¡ciento cincuenta y dos millones! Con esa cantidad de información circulando en la red (sin contar otros buscadores) no es extraño que muchas personas tengan una idea de lo que creen significa esto (están informados), pero también hay otros que no tienen idea al respecto (están desinformados) y por supuesto entre ambos polos hay un gran mar de gente que mezclan ideas, conceptos, posturas y opiniones varias (están confundidas). Lo cierto es que ‘hay tanta información sin ningún tipo de formación que lo único que produce es deformación”. Este artículo pretende (no sé si lo lograré) abordar este tema y dosificarlo de tal manera que sea entendible, y luego cada lector sacará sus propias conclusiones.

Nuevo Orden Mundial, ¿Qué es?

La expresión nuevo orden mundial se ha usado para referirse a un supuesto nuevo período de la historia caracterizado por cambios dramáticos en las ideologías políticas y en el equilibrio de poderes a nivel global. En el ámbito popular, el término se utiliza como parte de diversas teorías de conspiración, así como en relatos apocalípticos relacionados con las Escrituras bíblicas.

El primer uso de esta expresión aparece en el documento de los Catorce Puntos del Presidente Woodrow Wilson (28º presidente de los EE.UU. que ejerció el cargo entre 1913 y 1921) haciendo un llamado después de la Primera Guerra Mundial para la creación de la Liga de Naciones, antecesora de las Naciones Unidas. La frase -nuevo orden mundial- fue usada con cierta reserva al final de la Segunda Guerra Mundial cuando se describían los planes para la creación de las Naciones Unidas (Still, William T. 1990. New World Order: The Ancient Plan of Secret Societies. Huntington House Publishers. ISBN 0-910311-64-1).

¿Qué busca o Pretende el Nuevo Orden Mundial?

Después de la 1ª Guerra Mundial (1914-1918) la humanidad se sintió horrorizada por la maldad del ser humano, por lo que los líderes mundiales (en realidad solo una fracción diminuta de ellos, los ‘aliados’) decidieron: 1) Vamos a cambiar el curso de la historia, ¡no podemos seguir destruyéndonos a nosotros mismos! y 2) Volvamos al antiguo orden, las viejas costumbres, el diseño original. Y desde ese entonces, después de la 1ª Guerra, la Liga de las Naciones (hoy Naciones Unidas) buscaron: “Mantener buenas relaciones entre los Estados (cooperación mutua, trato igualitario entre naciones y paz en todo el globo terráqueo) a fin de establecer una mejor forma de vivir, un nuevo orden mundial”. Pero esta idea, aunque noble en su principio, fracasó estrepitosamente… la 2ª Guerra Mundial (1939-1945) da cuenta de ello. Después de esta guerra surgió la ONU (Naciones Unidas) y nuevamente se pretendió restablecer el orden mundial de paz, colaboración e igualdad pero volvió a fracasar, la razón fue porque el mundo se polarizó en dos ejes: EE.UU. y URSS. Estas dos súper potencias estaban confrontadas políticamente, militarmente, ideológicamente, religiosamente y socialmente; y ambas arrastraron al mundo con ellas. Se conoce a este período como Guerra Fría cuya duración fue entre 1945 y hasta 1991 (aunque se cree que esta guerra aún sigue, pero con otro nombre).

Después de 1991 los Estados Unidos de América asumieron un rol de liderazgo mundial (impuesto por ellos mismos y respaldado convenientemente por sus aliados), utilizando la ONU como medio para volver a instaurar lo que se pretendió a principios del siglo 20, un orden mundial de paz, igualdad, cooperación mutua entre todos los países y respeto mutuo; sin embargo tal orden nunca se ha logrado (Robertson, Pat (1992). The New World Order. W Publishing Group. ISBN 0-8499-3394-3).

La Dominación del Mundo

Aunque es discutible que un planeta tan complejo, extenso y diverso como la Tierra pueda ser «dominado» con éxito por un único gobierno mundial, el concepto de «dominación del mundo» ha sido un tema frecuente tanto en la historia como en la ficción. Es decir, no es nuevo. Desde los rincones más antiguos de la historia humana ha habido la intención de dominar el mundo, instaurando la ideología de los conquistadores: Los egipcios, los asirios, los babilonios, los persas, los griegos, los romanos, los alemanes, los soviéticos, los estadounidenses, ‘Pinky y Cerebro’, etc. Faltarían hojas para plasmar aquí toda la información que este punto merece; pero una cosa es cierta: Siempre han habido, y siempre habrán, gobiernos, imperios, ideas y conquistadores (independientes o unidos a otros) que quieren quedarse con el dominio del planeta (Toynbee, Arnold Un estudio histórico – Volumen XII: Reconsideraciones Londres:1961- Prensa de la Oxford University. Páginas 308-313, “Estados universales”).

Iluminatis, Masones y otros ‘Conspiradores’

Al igual que el intento de dominar el mundo, también han habido sectas, grupos secretos, sociedades selectas y agrupaciones de hombres y mujeres poderosos que -según los estudiosos del nuevo orden mundial-, empujan el establecimiento de un gobierno mundial. Entre esas sociedades las más conocidas (aunque no totalmente) son: Los masones, los iluminati, los templarios, los rosacruces, los Bullingdon Society, los Cambridge Apostles, los Flat Hat Club, Opus dei, etc.

Estas sociedades, según estudiosos, se han puesto de acuerdo y usan todos sus recursos e influencias para dominar el mundo (se conoce a esto como ‘conspiración’), instaurando en él la paz, la igualdad, la mutua colaboración (pero en la práctica tal cosa no ocurre)… . Para ello promueven guerras, alianzas, caos, miedo y muerte… pues el fin último de estas asociaciones es “disminuir la población en la Tierra, dejando a los más fuertes, los más inteligentes, los más útiles a fin de repoblar el mundo con los mejores” (‘Los Lobbies Desconocidos’, Héctor G. Barnés).

La Biblia y el Nuevo Orden Mundi al

Ahora bien, ¿qué dicen las Escrituras sobre el Nuevo Orden Mundial? Mi respuesta es categórica: Nada. No al menos desde el punto de vista en que se plantea este asunto. Pero sí habla acerca del reinado de Cristo del mil años (el milenio), el arrebatamiento de la iglesia, la segunda venida, las bodas del cordero, el anticristo y la eternidad. Sin embargo, todos estos ítems pertenecen al campo de la escatología, y esa rama tiene muchas hermenéuticas, miles de libros, artículos publicados por cientos, y no pocas enciclopedias que abarcan los pormenores (comenzando en la interpretación de las profecías de Daniel), por lo que abordar aquí los puntos escatológicos mencionados sería una gota en el basto océano de esta temática.

¿Entonces el Anticristo será quien instaure el Nuevo Orden Mundial? Hay quienes sostienen que sí -basándose en sus propias interpretaciones de las escrituras apocalípticas; pero igualmente hay otros que niegan esta doctrina diciendo que ni el anticristo es real y mucho menos un nuevo orden mundial. La verdad es que en estos asuntos las interpretaciones vuelan, algunas son serias, otras son producto de mentes con una imaginación muy fértil (“Perspectiva Bíblica del Nuevo Orden Mundial y el Fin de la Historia”, ensayo de los seminaristas – Juan Carlos Priora).

CONCLUSIÓN

¿Existe el Nuevo Orden Mundial? ¿hay sociedades secretas que lo impulsan, financian, promueven? ¿industrias como el cine, farmacias, universidades, combustible, armas y otras son ejes principales de esta ideología? ¿líderes religiosos -eso incluye a evangélicos- también son parte de este movimiento? ¿la ignorancia de millones respecto a este tema y la burla de otros tantos millones más, es lo que los gestores del NOM quieren? ¿hay un titiritero (imperio, ideología, partido político, otro) que mueve los hilos del mundo según le parezca? ¿es el Vaticano uno de los principales cuarteles del NOM, protegiendo a sus miembros a fin de, por medio del catolicismo, introducir ideologías conspirativas?

He leído mucho para preparar este artículo, y aunque me propuse que no fuese extenso no lo logré (me disculpo); y he llegado a esta conclusión (mía, personal, no es doctrina ni impositiva):

“Dios estableció una forma, un diseño, un orden para gobernarnos (teocracia), pero fue rechazada por el ser humano, en cambio nosotros mismos quisimos liderarnos a nuestra manera (la cual fracasó, sigue fracasando y lo seguirá haciendo). Por eso Dios envió a su Hijo, Cristo, para establecer por medio de Él su reino, no político, militar, o económico, sino el gobierno de Dios en los corazones de sus súbditos (un reino espiritual que afecta el reino material). Ese gobierno fue el intento de Dios de que volviésemos al diseño original, uno en el que Él sería nuestro Señor y nosotros sus siervos; pero solo algunos lo aceptaron, la mayoría rechazó al mensajero clavándolo en la cruz. Sin embargo la semilla quedó sembrada, así lo demuestra la naciente iglesia que siguiendo los pasos de su fundador intentaron emular los principios de este nuevo gobierno: paz, amor, gozo, sencillez, misericordia, justicia… pero el mundo no entendió a estos seguidores y los persiguieron… ¡no era posible que esta tropa de pescadores ignorantes trastornaran el mundo! Pero lo estaban haciendo, y lo siguen haciendo hoy dos mil años después. La iglesia, la verdadera iglesia, la que Cristo fundó, es la representación del nuevo gobierno de Dios, pero ésta se perdió en los anales de la historia, muy poco queda de ella pues ha sido reemplazada por una eclesia institucional, estructural, opulenta y corrupta (aunque no toda, hay iglesias que se han mantenido fieles a su creador). Y no obstante hay esperanza, porque al igual que en tiempos de Elías, aún hay rodillas que no se han doblado ante Baal, en cambio siguen firmes en su intento de ser y hacer lo que se espera de todo ciudadano del reino: Amar a Dios y al prójimo con todas sus fuerzas, el cumplimiento de esa consigna es más poderosa que las sociedades secretas que impulsan el nuevo orden mundial, ese amor por Dios y los hombres transformó el imperio romano del siglo 1, y puede hacerlo hoy si volviésemos a ser los agentes transformacionales que el Señor espera que seamos y que la sociedad necesita con urgencia” (Gabriel Gil, Reflexiones Mundiales, 2018).

Fuente:
Gabriel Gil. Pastor, Coach-mentor, escritor.

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