Protégeme con tu manto, Señor.
¡Cuánto anhelo beber de tu copa como si fuera mía!
El llevar en mis hombros tu yugo es mi gran bendición.
Ya quisiera mirarme en tus ojos toditos los días.
Quedarías plasmado en mi mente y en mi corazón.
Pero soy tan humano y te fallo, aunque te amo tanto
Que me apena venir a pedirte otra vez perdón.
Quiero estar a tu lado, a tu sombra, y tocar tu manto.
Y que todos vean el milagro que me da tu amor.
Protégeme con la sombra de tu manto, Señor.
Que a tu lado no vuelva a sentirme jamás pecador.
Protégeme con la sombra de tu manto, mi Dios.
Que no quiero vivir en el mundo lejos de tu amor.
Protégeme de día, de noche y de mañana.
Protégeme, que sin ti ni soy ni tengo nada.