Juan 1:12-13 Definitivamente que en nuestra vida hay muchas cosas de las cuales debemos estar seguros, pero ninguna es más importante que tener la seguridad de nuestra salvación y la vida eterna.
Lastimosamente cuando salimos a predicar la palabra de Dios muchas veces nos encontramos con personas, y algunos de ellos cristianos, que cuando se les hace la pregunta: Si tu murieras este día ¿A dónde crees que iría tu alma? ¿al cielo o al infierno? La respuesta que dan es: “Eso nadie lo sabe” o “Solo Dios sabe donde me va a mandar cuando muera” o “Depende de cómo he vivido, de las obras que he hecho” etc.
La palabra de Dios nos muestra que nosotros los cristianos SI PODEMOS tener la seguridad de nuestra salvación, es decir si podemos estar seguros de nuestro destino eterno (Filipenses 1:21-23)
La palabra de Dios nos enseña que cuando una persona se arrepiente y recibe al Señor Jesucristo por fe como su Señor y Salvador, YA ES SALVA, no nos dice que algun dia llegara a alcanzar la salvación si cumple un proceso, si cumple normas o tradiciones, o si mantiene una vida sin pecado, la salvación es completa y terminada y no depende de las obras que hagamos (Efesios 2:8-9)
Respondamos este día por medio de la palabra de Dios ¿Cómo podemos tener la seguridad de nuestra salvación?
COMPRENDIENDO QUE DESDE EL MOMENTO QUE RECIBIMOS A CRISTO SE ESTABLECIÓ UN NUEVO VÍNCULO ENTRE DIOS Y NOSOTROS: AHORA SOMOS SUS HIJOS Y ÉL ES NUESTRO PADRE (JUAN 1:12-13 / Gálatas 4:6-7)
Nosotros somos hijos de nuestro padre terrenal hasta él día que muramos, nosotros podríamos irnos del país, podríamos repudiar a nuestro padre o dejar de reconocerlo como tal, y quizás nunca mas volver a verlo ni oír acerca de él, quizás aún podríamos hasta dejar de pensar en él por el resto de nuestras vidas e Incluso podríamos llegar hasta cambiarnos nuestro nombre y apellido; pero nada cambiaría el hecho que él es nuestro padre y nosotros sus hijos, y esto es así porque genéticamente hay un vínculo irrompible entre nosotros y nuestro padre terrenal, sus genes están en nosotros.
Lo mismo ocurre con nuestro Padre Celestial, nunca podremos revertir nuestro nacimiento espiritual, cuando aceptamos a Cristo como nuestro salvador personal nacimos espiritualmente en su familia y pertenecemos a ella para siempre, no es una relación genética sino espiritual, su Espíritu Santo está en nosotros para siempre, seremos hijos de Dios no hasta el dia que muramos sino por toda la eternidad, el Señor ha prometido nunca sacarnos de su familia (Juan 6:37)
COMPRENDIENDO QUE LA VIDA QUE DIOS NOS HA DADO POR MEDIO DE JESUCRISTO ES ETERNA (JUAN 3:16 Y 35 / JUAN 5:24)
Por medio de Jesucristo nuestro Dios nos ha dado vida eterna, es decir vida que nunca termina, no se trata de si hoy cometo un pecado, o si mañana puedo pecar, la vida que Dios nos ha dado no está bajo los términos terrenales de ayer, hoy y mañana, la vida que Dios nos ha dado es eterna.
Esta vida eterna no depende de nuestras obras sino de nuestra fe (Juan 20:31)
Esta vida eterna no la recibimos por cumplir normas o preceptos, o por dejar de hacer esto o aquello, esta vida eterna únicamente se recibe por medio de Jesucristo (1 Juan 5:11-12)
La vida eterna también es una promesa del Padre que se recibe por medio de Jesucristo, y podemos sentirnos confiados y seguros porque Dios no miente y siempre cumple sus promesas (1 Juan 2:25 / Tito 1:2)
CREYENDO Y CONFIANDO QUE NUESTRA SALVACIÓN ESTÁ ASEGURADA POR EL PODER DE DIOS NO POR NUESTRA CAPACIDAD HUMANA (JUAN 10:28-29)
El cristiano que vive preocupado y luchando por no perder su salvación es porque o no cree en la palabra de Dios o no confía en el poder y las promesas de Dios.
El cristiano no tiene que luchar para tratar de mantener su salvación, no tiene que vivir en temor preocupado si es salvo o ha perdido su salvación, el verdadero creyente se encuentra guardado entre dos manos: Las manos de Cristo y las manos de Dios el Padre y nadie lo puede arrebatar de allí.
La palabra de Dios nos declara que cuando somos hijos de Dios nada ni nadie nos puede separar de Dios y su amor para nosotros (Romanos 8:38-39)
Dios sabe que somos salvos pero aún somos pecadores y por eso su obra en nosotros será perfecta hasta que estemos en su presencia (Filipenses 1:6)
PODEMOS ESTAR SEGUROS DE NUESTRA SALVACIÓN Y DE QUE SOMOS HIJOS DE DIOS POR SU DISCIPLINA EN NUESTRA VIDA (HEBREOS 12:6-8)
Si una persona practica el pecado, es decir vive en pecado sin sufrir la disciplina y el castigo de Dios no significa que ha perdido su salvación sino que es una manifestación que nunca fue salva.
El verdadero hijo de Dios es disciplinado y castigado por Dios cuando hay pecado en su vida, cuando no hay arrepentimiento en su corazón, si el cristiano es rebelde y no se arrepiente como lo vemos en Corintios 5:5 donde se nos habla de un hombre cristiano que estaba viviendo abiertamente en pecado y Pablo dice: “él tal sea entregado a Satanás, para destrucción de la carne, a fin de que el espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús.
El cristiano no puede gloriarse el mismo de su salvación, no puede decir que será salvo gracias a su vida de santidad, ni por la cantidad de ayunos que hizo, ni por el tipo ropa que utilizó, ni por los cultos y vigilias a los que asistió. El cristiano debe reconocer que es salvo únicamente por la gracia y misericordia de Dios, y debe gloriarse únicamente en el Señor (1 Corintios 1:30-31)