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Pero el espíritu de Dios viene sobre ti

“ Y vinieron tres mil hombres de Judá a la cueva de la peña de Etam, y dijeron a Sansón: ¿No sabes tú que los filisteos dominan sobre nosotros? ¿Por qué nos has hecho esto? Y él les respondió: Yo les he hecho como ellos me hicieron. Ellos entonces le dijeron: Nosotros hemos venido para prenderte y entregarte en mano de los filisteos. Y Sansón les respondió: Juradme que vosotros no me mataréis. Y ellos le respondieron, diciendo: No; solamente te prenderemos, y te entregaremos en sus manos; mas no te mataremos. Entonces le ataron con dos cuerdas nuevas, y le hicieron venir de la peña. Y así que vino hasta Lehi, los filisteos salieron gritando a su encuentro; pero el Espíritu de Jehová vino sobre él, y las cuerdas que estaban en sus brazos se volvieron como lino quemado con fuego, y las ataduras se cayeron de sus manos. Y hallando una quijada de asno fresca aún, extendió la mano y la tomó, y mató con ella a mil hombres.” Jueces 15:11-15

Cuando Sansón llegó a aquel lugar amarrado, los filisteos comenzaron a gritar; en otras versiones dice que comenzaron a gritar y a reírse; festejaban y se burlaban porque lo tenían… El pasado 20 de septiembre de 2017, nuestra isla, Puerto Rico, fue azotada por el huracán María; un ciclón que alcanzó vientos de unas 150 millas por hora. Nuestro templo quedó destruido, y hubo gente que pasaba por lugar y se burlaba. Qué tristeza lo podrido que tiene que estar un corazón de alegrarte y reírte del mal de otro. Nuestra iglesia ha pasado por tanto; éxitos y fracasos; y oír eso fue doloroso. A Sansón lo tenían así. Aquel día tenían a Sansón amarrado, y comenzaron a reírse. Pero la Biblia dice que el Espíritu de Dios vino sobre Sansón.

Se han reído de ti, pero tú lo que tienes que hacer es llenarte del Espíritu de Dios para que las cadenas que te aten se deshagan delante de ellos y Dios te dé la victoria más grande. Hay gente que te ha cuestionado dónde está tu Dios, dónde está tu fe; se han reído de ti, han pensado que te tienen y que van a acabar contigo. Pero, en el momento que el enemigo comenzó a reírse, a gritar, dice la Palabra que el Espíritu de Dios vino sobre Sansón y rompió aquellas cuerdas. Y Sansón buscó una quijada de asno y comenzó a pelear; y algo ordinario se tornó en extraordinario.

En medio de las burlas del mundo, el Espíritu del Señor viene sobre ti y te libera de las cuerdas que te tienen atado, y tú vas a ver la victoria más extraordinaria que tú jamás has visto en tu vida.

Se han burlado de ti, pero el Espíritu de Dios viene sobre tu vida, y eso que te ha atado tiene que caer para que Dios te dé la victoria más grande. ¿Cómo? Toma lo que tengas; si lo que tienes es una quijada de asno, con esa quijada de asno tú vas a acabar a todo enemigo que está delante de ti. Ahí es cuando Dios hace de lo ordinario, algo extraordinario.

Después de una victoria extraordinaria, vienen momentos de cansancio. Sansón, después de matar a mil, quedó exhausto y pensó que moría. Sansón quedó exhausto porque había luchado, peleado tanto solo, que no quedaban fuerzas en él. Y quizás tú, hoy, estás cansado. Dios te dio victorias en el pasado, pero te costó tanto que estás exhausto. La Biblia dice que los discípulos estaban tan cansados que no pudieron orar una hora. La Biblia nos dice que Elías, después de matar 400 profetas de Baal, terminó encerrado en una cueva, cansado. Solo Dios lo pudo alentar. Y la Biblia dice que Sansón comenzó a clamar a Dios, al único que puede realmente reanimarte. Y cuando clamó, de aquella peña salió agua; y Sansón tomó de aquella agua y reinó por 20 años. Tomar de aquella agua le dio 20 años de victoria. Esa peña, esa Roca es Cristo. Toma hoy de esa agua y sé fortalecido para los mejores 20 años de toda tu vida.

Has luchado, has batallado, y has pensado rendirte porque estás cansado; a todos nos pasa. Pero si tú, hoy, clamas a Dios… No estés esperando que alguien te dé la mano, no estés clamándole a la gente, mendigándole a nadie, pidiéndole ayuda a la gente; clámale a Dios, pídele a Él que te dé la fuerza. Clama a Dios como nunca, y deja que el Espíritu de Dios venga sobre ti. Él te va a dar de beber, te va a dar agua, te va a dar fuerza, te va a dar la victoria y tú vas a reinar.

Fuente:
pastor Otoniel Font | Puerto Rico

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