Con ese título tan sugestivo, Charles Baudelaire, uno de los exponentes más connotados de los poetas malditos franceses de finales del siglo 19 describió cosas con las que matar el tiempo y que permiten abstraerse de la realidad.
En su caso, era vino y droga, pero hay mecanismos mucho más sanos que la ingesta de droga para poder abstraerse de las luchas del día a día y recobrar fuerzas. Para personas con una imaginación vivida, un buen libro puede convertirse en el mecanismo en el cual se olvide de todo y se sienta en la piel del personaje de la obra, sea quien sea, o en el marco de una película, sustituyendo al actor o actriz principal y jugar su rol.
A veces, una música trae un millon de imagenes y uno se olvida de sí mismo escuchando esos acordes. un violín trae tristeza, el piano es alegre o pícaro o solemne, la guitarra es popular, pero bella, y todo lo que uno es se conecta. Uno es lo que ha leido, oido, vivido, sentido.
Hay personas que pueden quedar absortas, fuera de este mundo, viendo una imagen y viéndose en ellas. Una batalla, una tempestad, una escena amorosa, dos filósofos discutiendo en el areópago ateniense, una crucifixión, el nacimiento de una diosa o animales haciendo actividades humanas, todo ello les causa curiosidad, y empiezan a explorar y adentrarse.
Y tenemos oportunidad para hacerlo ahora con la pandemia. y es conveniente. Uno requiere retirarse del duro e inclemente mundo y recargar las pilas. y ahora , gracias a la pandemia, tenemos miles de museos abiertos, millones de webinar sobre los temas que se nos ocurran, películas de todos los países y de todos los géneros, por lo que podemos disipar sanamente el estrés.
Hay personas que requieren de drogas legales, como el tabaco y el alcohol. El truco en todo está en la moderación. si tienes tres botellones de agua y decides beberlos de golpe, te morirás asfixiado, porque el cuerpo no aguanta tanta agua. un mínimo de alcohol desinhibe, mejora los sentidos y desestresa, y algunos alcoholes, en pequeñas cantidades sirve para evitar enfermedades cardiacas, pero las personas promedio no tienen esa disciplina.
Aprovechemos esta pandemia. visitemos esos museos, leamos esos libros pendientes, veamos esas películas, en fin, vamos a sumergirnos en esos hermosos paraísos artificiales que nos arrancan una sonrisa y nos permite soportan con mejor ánimo los embates del dia a dia.