Los frailes franciscanos de Jerusalén han abierto un nuevo museo lleno de artefactos relacionados con la vida cotidiana en la época de Jesús.
La nueva ala del Museo Terra Sancta, construida en los restos en ruinas de los edificios cruzados y mamelucos a lo largo de la Vía Dolorosa en la Ciudad Vieja, exhibe objetos descubiertos en excavaciones en sitios bíblicos durante el siglo pasado.
La Custodia de Tierra Santa, el órgano de la Orden Franciscana en Israel, los territorios palestinos, Jordania, Líbano y Chipre, ha llevado a cabo varias excavaciones arqueológicas en la región, centrándose en sitios con conexiones con la Biblia.
Muchos de los artículos que se presentan en la nueva exhibición, titulada «La casa de Herodes: vida y poder en la era del Nuevo Testamento», nunca se han mostrado al público.
Monedas, fragmentos de cerámica, osarios y losas de piedra llevan inscripciones en hebreo, griego, latín y samaritano, que ilustran la variedad caleidoscópica de las culturas presentes en Tierra Santa durante los primeros siglos. Los artefactos incluyen desde elegantes columnas corintias desde el palacio de Herodes hasta humildes mercaderías de las casas de Galileo.
El sacerdote Eugenio Alliata, director del museo, dijo que era importante «presentar algo de la vida real de las personas en ese momento», dado que las enseñanzas de Jesús «están tan entrelazadas con la vida común de la gente».
Entre los aspectos más destacados de la exposición se encuentran una de las dos monedas conocidas de plata de medio siclo acuñadas por rebeldes judíos en el primer año de la revuelta contra Roma en el año 66 d. C. Se encontró un tiesto con la palabra Herodes, el notorio rey de los Evangelios excavaciones en la tumba monumental del monarca de Judea al sur de Jerusalén.
Los objetos mundanos, como pesas y escalas, anzuelos, dados, lámparas y utensilios de cocina, dan vida a los versículos del Nuevo Testamento. Una pequeña moneda de plata con el rostro de Augusto es del mismo tipo que impulsa a Jesús a decir «Dad, pues, a César lo que es del César» en Mateo 22.