En Juan 4, se nos narra el encuentro de la mujer samaritana con Jesús. Él le pide agua, y le dice que si ella supiera quien él es y el don que él tiene, ella le pediría y él le daría. Al ella pedirle, Jesús le dice que vaya busque a su marido y regrese.
“17 Respondió la mujer y dijo: No tengo marido. Jesús le dijo: Bien has dicho: No tengo marido; 18 porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; esto has dicho con verdad. 19 Le dijo la mujer: Señor, me parece que tú eres profeta.” Juan 4:17-19
Aquella mujer no pudo esconderse ante la verdad de Aquel que estaba delante de ella. Cuando queda al descubierto, cuando ya no hay nada que esconder, en el momento más vulnerable es que Jesús comienza a tratar con la vida de esta mujer. Y, muchas veces, no nos damos cuenta que los momentos más vulnerables de nuestra vida son los que Dios puede usar para traer mayor grandeza en nosotros.
Estamos en una sociedad en donde el mundo quiere salir del clóset, y los cristianos nos queremos esconder. El mundo quiere salir del clóset porque así se sienten libres porque ya no se tienen que esconder. Pero entiende hoy que no hay necesidad de esconder tu pasado ni lo que fuiste ni lo que eres, porque ni aún tu pasado puede detener lo que Dios quiere hacer contigo.
Hay quien se muda tratando de cambiar su vida, pensando cambiando la gente a su alrededor todos van a olvidar quienes son. A lo mejor nadie afuera conoce quién tú eres, pero tú sí lo sabes, y la mente te lo va a recordar. Delante de Dios lo primero que tienes que hacer es descubrir quien tú eres; decirle: Señor, aquí estoy, ¿qué puedes hacer conmigo? Dios te va a decir: Yo he escogido lo más vil, lo que nadie quiere, lo que todo el mundo deja a un lado, yo lo he escogido para traer gloria.
Lo peor que el mundo puede hacer en tu vida es poner culpa y vergüenza por quien tú eres. Una de las cosas más grandes que detiene el potencial del ser humano, es vivir atado por la culpa, por la vergüenza, por esos pensamientos que no le permiten manifestar su máximo potencial. Culpa es ver lo mal que hiciste, pero vergüenza es verte como fracasado. Culpa es sentirte mal por lo que hiciste; vergüenza es sentirte mal por lo que eres.
Culpa es la consciencia de fracaso, pero vergüenza es verte a través de los ojos de otro como fracasado. Piensas que todo el mundo te ve como un fracaso, y eso provoca vergüenza. Vergüenza es cuando detienes tu potencial basado en lo que tú piensas que otros piensan de ti. Vergüenza es cuando no te atreves actuar y moverte al nivel que Dios quiere que tú te muevas, no te atreves a creerle, a pedirle. Es querer impresionar a la gente que te señala; vives pensando en lo que los otros piensan de ti. Esto te hace paranoico, te hace perder la esperanza, porque te hace cuestionar para qué haces lo que haces, si nunca va a ser suficiente. Comienzas a vivir atado, como esta mujer, que iba a la hora sexta, bajo el peor calor del día, por lo que ella pensaba que todo el mundo pensaba de ella. Pero lo grande es que, en Isaías 61:7, Dios declara que Él te va a dar doble honor. Si tú dejas que Él te use, que trabaje contigo, si tú comienzas a vencer esos pensamientos de vergüenza y comienzas a mirarte no como el mundo te ve sino como Dios te ve y comienzas a liberar tu culpa, Dios te va a dar doble honor; Él te va a levantar, te va a poner en lugares de prominencia por encima de lo que la gente piense y hable.
Eso fue lo que Dios hizo con David. Dice la Palabra que, delante de sus angustiadores, Dios lo bendijo. Aquellos que lo menospreciaban, sus hermanos que siempre pensaban mal de él, Dios hizo todo un espectáculo para ungirlo delante de ellos, y ponerlo en un lugar de prominencia. Quizás tú no eres el escogido por tus hermanos, por tus padres; quizás tus malas decisiones –como las de esta mujer – han causado culpa y vergüenza, pero un encuentro que tú tengas con Dios va a desatar tu máximo potencial. No se trata de cambiar tu pasado, de borrar quien tú fuiste, sino de que tú sepas quien es Él, lo que Él tiene para ti, y que te atrevas a pedirlo, sabiendo que Él puede transformar toda tu vida de vergüenza a victoria, de vergüenza a bendición, de la culpa a la libertad.
Toda vergüenza que te ha detenido, que el mundo te ha hecho sentir, queda cancelada hoy, en el nombre que es sobre todo nombre.
Dios no piensa como piensa el mundo; a lo vil del mundo, Dios le da doble honra. Si tú eres un fracasado, eres el mejor candidato; si tienes muchos esqueletos en tu pasado, eres mejor candidato todavía; si tienes una ristra de pecados en tu pasado, tú eres el indicado; porque Él ha estado buscando a alguien que la familia y la gente piense que no sirve, para Él decir: A ese es que yo voy a levantar.
No te descartes porque el Dios al que tú le sirves puede vencer tu pasado y llevarte a un nivel de victoria y bendición, llevándote a desatar tu máximo potencial y tu grandeza. Todo pensamiento negativo de vergüenza, señalamientos, culpa, queda cancelado. Nunca se ha tratado de ti, se ha tratado de Él, de quien es Él, del don que Él tiene y de que, si te atreves pedirle, Él te lo va a dar y hará de ti todo lo que Él ha dicho que va a hacer contigo. En el nombre de Jesús, hay un cambio en tu mente.