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Más que teoría

“Hasta ahora sólo había oído de ti, pero ahora te he visto con mis propios ojos. Me retracto de todo lo que dije, y me siento en polvo y ceniza en señal de arrepentimiento».” Job 42:5-6 (NTV)

Job amaba a Dios, había escuchado mucho de Él y buscaba agradarle, pero no había tenido una experiencia personal con Él. Debemos anhelar un conocimiento por experiencia de Dios y no solo algo teórico. La presencia divina es poderosa, es en la Presencia de Dios donde somos transformados, es allí donde podemos ver nuestra condición espiritual real. Si dejamos de buscar el rostro de Dios, comenzaremos a caminar a nuestra manera; lo cual me recuerda algunos ejemplos que están en la Palabra, uno de ellos es Sansón, quien llegó al punto de no darse cuenta del momento en el que la bendita Presencia de Dios lo había dejado. Él había dejado de valorar la presencia de Dios, de buscarla y cuando no estuvo no se percató de ello. El segundo ejemplo lo vemos en el pueblo de Israel en el tiempo de Elí, teniendo el Arca en Silo, llegó un momento donde la presencia divina la abandonó, pero nadie se había dado cuenta de ello, y los hijos de Elí vivieron a su manera, desagradando a Dios.

Job conocía a Dios en teoría, pero no había experimentado la presencia de Dios, por lo que no había visto su condición espiritual real; a su parecer, él creía que estaba bien, era justo, había obrado bien con el prójimo de acuerdo a las leyes divinas; sin embargo, cuando estuvo frente a Dios no pudo más que ver y reconocer su ignorancia y necedad, al hablar sobre lo que no comprendía realmente. Compararnos con otros puede ayudarnos a justificar nuestros actos, pero no nos permitirá admitir nuestros pecados y arrepentirnos. Frente a Dios, nunca podremos justificarnos, Él nos revela nuestra condición, no para condenarnos, sino que nos anima para que Lo dejemos trabajar en nosotros y hacer Su obra en nuestras vidas, para que seamos transformados a la imagen de Su Hijo.

Oración
Señor, anhelo vivir en Tu Bendita Presencia, es allí donde soy confrontado, donde puedo ver la condición de mi corazón, todas mis manchas y defectos para poder clamar a Ti por perdón, ayuda, misericordia y rogarte que no dejes de trabajar en mí, pues deseo fervientemente reflejarte al mundo y que muchos te conozcan, porque eres el objeto de mi alabanza y adoración. A Ti sea la gloria mi Jesús. ¡Amén!

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