Jinshan Wang creció en el norte de China, una nación donde nunca había escuchado acerca de Dios. Pero cuando emigró a EE.UU. conoció a Jesús, en el corazón de Louisiana. “Antes que conociéramos del Señor, Dios envió a sus siervos para que nos enseñaran el Evangelio”, dijo Wang en chino a su familia de la Iglesia de Cristo al sur de la ciudad de Baton Rouge en Louisiana.
“Si no fuera por los estadounidenses, ninguno de nosotros hubiera conocido al Señor “, dice Wang que es uno de cientos de inmigrantes chinos introducidos al cristianismo por los miembros de la congregación en las últimas tres décadas, esto es parte de un ministerio próspero que se inició con los estudiantes de posgrado de la Universidad Estatal de Luisiana.
170 chinos convertidos al cristianismo regresaron recientemente a su país natal para compartir su fe en Jesús en su lengua materna. Su ministerio es parte de una congregación de 600 miembros. Los domingos, la mayoría de los hombres y mujeres chinos llenan los primeros asientos del templo adorando al lado de sus hermanos y hermanas estadounidenses en EE.UU.
La mayoría de ellos no sabían nada del evangelio antes de llegar a Baton Rouge, ya que en China se imponen regulaciones estrictas sobre las prácticas religiosas.
Erhei Liang, uno de los miembros de la congregación y estudiante en la Universidad de Luisiana testifica: “Cuando llegué aquí, me sentía impotente, el lenguaje era difícil, y no sabíamos cómo funcionaban las cosas aquí”. Hasta que un compañero de estudios lo invitó a un servicio de adoración.
El Centro de Investigación Pew estima que hasta un 5 por ciento de los 1.3 mil millones de almas de la nación ahora profesan a Cristo como Señor. Hace tres años, el ministerio chino de la iglesia comenzó a financiar los esfuerzos de la misión en China, dedicando un tercio de su presupuesto para la obra misionera, según publica Christian Chronicle.