Articulos

Lo que Dios quiere decirte

“23 Si alguno tiene oídos para oír, oiga.”Marcos 4:23

En múltiples ocasiones, en la Biblia, vemos que Dios le dice a la iglesia que, si tienen oídos para oír, que oigan; queriendo decir que el que quiera ser salvo, que oiga el mensaje del evangelio. Estas expresiones eran dadas con la intención de que el pueblo pudiera escoger entre lo que decían los religiosos de la época, y lo que dice la palabra de Dios.

Los fariseos tenían un grande problema: Ellos querían que Jesús predicara al pueblo lo que ellos creían. Así mismo, hay personas que asisten a un culto y esperan escuchar lo que ellos creen; pero lo que ya conocen es lo que los ha llevado a donde están, no necesariamente a donde quieren, ni a donde Dios quiere llevarlos. Puede que te sientas cómodo con lo que quieres escuchar, y es como música para tus oídos porque es cónsono con lo que crees y conoces, pero esta actitud te vuelve un fariseo religioso, porque solo estás dispuesto a prestar atención a lo que es conocido, y no te abres a lo nuevo que Dios quiere decirte.

El reto está en oír lo que Dios tiene para ti, que va más allá de lo que conoces y crees.

Según te expones a la palabra de Dios, te das cuenta que ahora puedes entender cosas que antes no conocías. Cuando entiendes que lo único que te separa de donde quieres estar, es lo que no conoces hoy, entiendes que, para poder llegar a ese nivel, tiene que ser retado lo que ya conoces. Cuando aspiras a cosas más grandes de Dios, tienes que aprender cosas que jamás habías aprendido.

Hay gente que teme que su fe sea retada; pero la fe que es digna de tener, es retada por Dios para llevarla a otro nivel y dirigirte a pensar de manera diferente. Es necesario que medites la palabra y busques lo nuevo que Dios quiere enseñarte. Mientras los religiosos se mantienen en lo mismo que conocen, la Biblia dice que cosas que ojo no vio, ni oído oyó son las que Dios tiene reservadas para aquellos que son sus hijos. La pregunta es si hoy estás dispuesto a oír cosas nuevas que reten lo que ya has conocido, no solo de Dios, sino de ti mismo y del mundo.

Hoy no solo debes recordar que tienes que cuidar la puerta de tus oídos de las cosas negativas que puedan entrar, sino que tienes que estar seguro que de que estás dejando entrar la revelación que Dios tiene para tu vida.

En Lucas 1, vemos el encuentro entre María y Elisabet. Dice la palabra que, cuando oyó Elisabet la salutación de María, la criatura saltó en su vientre; y Elisabet fue llena del Espíritu Santo. Elisabet había recibido palabra de que daría a luz un niño, y que le pondría por nombre Juan. Le estaba creciendo el vientre, pero no había sentido nada dentro de ella. Lo que había en su interior no tenía razón de ser, si María no recibía la palabra de dar a luz a Jesús. Cuando María va a la casa de Elisabet, solo con saludarla, aquello que estaba dentro de ella saltó, dejándole saber que había vida. El verso 44 dice: Tan pronto como llegó la voz de tu salutación a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Elisabet oyó una voz conocida, pero al mismo tiempo venía cargada de algo especial. Eso es lo que Dios quiere provocar en tu interior; cada vez que te expones a la palabra de Dios y oyes Su voz a través de la predicación, algo dentro de ti tiene que activarse.

Juan el Bautista brincó de alegría en el vientre; de la misma manera, lo primero que debe producir la palabra en tu vida es gozo. La palabra de Dios tiene que estremecer algo en tu interior, y retarte a alcanzar nuevos niveles. Aunque la palabra sea difícil de entender, siempre debe hacer brincar tu interior, y llevarte a saber que lo que está dentro de ti tiene vida y propósito. Aunque no sepas qué va a ocurrir, lo que debes saber es que tienes que dar a luz todo eso que Dios ha puesto dentro de ti, sabiendo que la palabra de Dios se va a cumplir.

A veces, tu mente no entiende, pero tu interior debe gozarse. Lo que entiendas no va a producir lo que Dios quiere darte. Cada vez que te expones a la palabra del Señor, quizás tu mente no entiende todo, pero él habla a tu interior, y tú tienes que decidir por cuál de las dos vas a vivir: Por lo que entiendes en tu mente, o por lo que recibes en tu interior. Elisabet fue capaz de declararse bendecida y profetizar, antes de poder entender lo que estaba ocurriendo dentro de ella, cuando dijo, en el verso 44: ¿Por qué se me concede esto a mí, que la madre de mi Señor venga a mí?

Protege tus oídos de todo aquello negativo que intente corromperte, y entiende que la palabra de Dios debe retar tu fe a creer cosas que jamás habías conocido. Todo eso que ya conoces, no hace brincar tu interior. Es la nueva revelación que Dios tiene para ti la que te llena de alegría, y te deja saber que lo que está dentro de ti tiene vida y propósito.

Fuente:
Pastor Otoniel Font

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Botón volver arriba