“Y se juntaron con él todos los afligidos, y todo el que estaba endeudado, y todos los que se hallaban en amargura de espíritu, y fue hecho jefe de ellos; y tuvo consigo como cuatrocientos hombres.” 1 Samuel 22:2
La Biblia nos describe a aquellos 400 hombres como afligidos, amargados y endeudados. Aflicción, en el original, se refiere a opresión. La opresión tiene implicaciones espirituales y emocionales. Una persona oprimida no puede experimentar libertad en ningún área de su vida. Oprimir es llevar hacia abajo, es estar arriba de alguien y poner presión hacia abajo, llevándole a un nivel más bajo. Oprimirte es obligarte a estar en un nivel más bajo del que tú deberías estar. Puedes estar tratando de subir, pero hay cosas que buscan oprimirte, empujarte hacia abajo. Esto lo experimentan muchos cuando comienzan a prosperar. La prosperidad trae enemigos a tu vida, en tu familia, en tu ciudad; enemigos que quieren llevarte hacia abajo porque tú eres una amenaza para ellos. Cuando Dios trae aumento a tu vida, se levantan enemigos que tienen miedo y no quieren que tú subas, y tratan de oprimirte emocional, mentalmente, echándote culpabilidad, condenación, preparando artimañas en tu contra, para llevarte a un nivel más abajo. Tú tienes que ser libre de esto.
Quizás, tú estás experimentando esto. Te has dado cuenta que hay gente que busca llevarte abajo, someterte, ponerte por debajo de ellos; es la única forma en que se sienten seguros en la posición en que están, y por eso han traído aflicción a tu vida. Pero hasta hoy. Tú vas a ser libre de toda opresión. Esta palabra marca tu vida, y tú vas a ser libre de toda opresión; todo aquello que te ha querido traer abajo, se cancela. Hay gente que se ha gozado y ha disfrutado verte en el problema que te han visto, se han burlado porque hoy te encuentras en un momento difícil; pero hasta hoy. Tú vas a ser de Los 400, que quizás hoy estás en una cueva, afligido, en opresión económica, pero Dios hoy te dice que tú eres libre. Camina en esa libertad, y comienza a subir. Un día, tú darás testimonio de esto.
Un ejemplo clásico lo encontramos en Éxodo 1, donde se nos dice acerca del pueblo de Israel, que fructificaron y se multiplicaron, y fueron aumentados y fortalecidos en extremo, y se llenó de ellos la tierra. La Palabra continúa mencionando un sinnúmero de cosas que ordenó el rey para oprimir al pueblo; darles más duro trabajo, exigir mayores impuestos, matar a los hijos varones. Pero, dice la Biblia que, cuanto más los oprimían, tanto más se multiplicaban y crecían, de manera que los egipcios temían a los hijos de Israel. ¿Qué hizo que el pueblo de Israel fuera oprimido? El éxito que estaban teniendo. Tú no oprimes a alguien que no está teniendo éxito. Israel era el pueblo de Dios, se había multiplicado en gran manera, era gente fuerte, trabajadora; su éxito se convirtió en una amenaza.
Hay quienes preguntan por qué estamos pasando por lo que estamos pasando, por qué nos quieren oprimir; pues porque nos hemos convertido en una amenaza. Nos multiplicamos, prosperamos, luchamos, trabajamos. Todo el que te quiere tirar abajo, el que te quiere oprimir, es porque te tiene miedo porque tú representas una amenaza. No busques culpabilidad ni condenación en tu vida, no busques qué hiciste mal. Todo el que te ha querido tirar hacia al suelo es por una sola cosa: Tú eres una amenaza para ellos.
¿Qué hizo el pueblo de faraón? Los oprimieron con más trabajo y le amargaron el alma, los obligaban a hacer el doble, amargándoles el espíritu, el interior del pueblo de Israel. Y eso es lo que tú no puedes permitir, que te amarguen tu corazón, tu mente, de manera que termines siendo oprimido por gente que no es más fuerte que tú, que no tienen promesa de Dios. Dios te ha llamado para estar por encima de ellos, porque tú eres cabeza y no cola.
Llegó el momento de la libertad de la opresión, del problema que has estado viviendo. Has estado afligido porque te has convertido en una amenaza por causa de lo que tú representas, pero hoy comienza un tiempo de libertad para tu vida, en el nombre de Jesús. Créele a Dios; tu vida va a cambiar.
Para comenzar a salir de la opresión en tu vida, tienes que comenzar a creerle a Dios por multiplicación. Tú no sales de la opresión poco a poco; tienes que multiplicarte. Por eso, mientras más los oprimían, más se multiplicaban. Créele a Dios por multiplicación; Él va a multiplicar tu bendición, los resultados en tu vida. Si tratas de salir poco a poco de tus problemas, nunca saldrás de ellos; Dios tiene que hacer un milagro grande de multiplicación. Además, cuando Dios se dispuso a sacar al pueblo de Israel de Egipto, no era meramente para sacarlos de allí, sino para llevarlos a su presencia. Tienes que saber que la razón principal por la que Dios quiere sacarte de la opresión, no es tan solo por prosperarte, sino para que tú entres en su presencia.
La persona que Dios prospera, bendice y multiplica, pero no aprende a disfrutar de la presencia de Dios y no entiende que la razón por la cual Dios le sacó de la opresión era para llevarle a su presencia, perdió la meta, perdió lo que Dios quería que alcanzara.
Así que dos cosas te van a ayudar a salir de la opresión: Creer por multiplicación, y buscar su presencia. En cuanto comiences a hacerlo, tu vida comenzará a cambiar, y Dios te llevará a la libertad que deseas experimentar.