¿Por qué el rey David prefirió caer en las manos del Señor y no en las manos de hombres? 2 Samuel 24-11-14-
Tenemos que saber que son los inconversos, los impíos, los que han rechazado la salvación del Señor los que tienen que tener temor y espanto de llegar a caer en las manos de Dios (Hebreos 10:29-31) No nosotros los hijos de Dios.
La Biblia no nos dice cómo eran las manos de Jesús, pero nos imaginamos cómo tuvieron que haber sido esas manos maravillosas de nuestro Señor, es por eso que en nuestros himnarios hay un himno precioso que nos habla de las manos del Señor:
Manos cariñosas, manos de Jesús,
manos que llevaron la pesada cruz.
Manos que supieron sólo hacer el bien,
¡Gloria a esas manos! ¡Aleluya amén!
Pero en la palabra de Dios SI se nos dice lo que las manos del Señor hacen por cada uno de nosotros.
I) LAS MANOS DEL SEÑOR NOS SOSTIENEN (ISAÍAS 41:13)
Sostener significa sujetar algo de manera que no se caiga. Ningún padre quiere que sus hijos se caigan cuando están aprendiendo a caminar, ni tampoco quiere que sus hijos se alejen y se pierdan, y por eso los toma de la mano.
Y esa imagen no es la del niño tomando la mano del padre, sino la del padre sosteniendo la mano de su hijo, es decir que aunque su hijo se suelte, él no lo soltará y así es nuestro Dios con nosotros.
El Señor no quiere que caigamos, él no quiere que nos alejemos y nos perdamos, por eso nos sostiene de la mano, es decir que cuando un cristiano se aleja, cuando un cristiano cae, es porque se soltó de la mano de Dios, pero el Señor no ha soltado su mano, porque no ha dejado de ser su hijo.
II) LAS MANOS DEL SEÑOR NOS LEVANTAN (SALMO 37:24)
Verdaderamente es caerse y no tener una mano que nos levante, una mano en la cual apoyarnos cuando hemos caído.
Lastimosamente cuando los cristianos caemos, hay muchas manos a nuestro alrededor, pero no para ayudarnos sino para señalarnos, para acusarnos, para juzgarnos, de esas manos siempre vamos a encontrar, pero no nos van a levantar.
Quizás hoy tu te sientes decepcionado de la iglesia, de los cristianos, porque cuando caíste no encontraste ninguna mano para levantarte, pero hay una mano que siempre está disponible para levantar, una mano en la cual siempre te puedes apoyar, una mano que no te señalará ni te acusara, esa mano es la mano de nuestro Dios.
III) LAS MANOS DEL SEÑOR NOS SANAN (JEREMÍAS 33:6)
Quizás en tu vida solamente has conocido manos que te han lastimado, que te han herido, quizás han sido las manos de tus padres, quizás las manos de un esposo, o de alguien de tu familia, manos que no te abrazaron, manos que te rechazaron, manos que te negaron ayuda.
Pero las manos del Señor están para sanar, podemos estar seguros que las manos del Señor son para sanidad y medicina para nuestra vida. En las manos del Señor será curado, en las manos del Señor nuestro corazón será restaurado por completo.
IV) LAS MANOS DEL SEÑOR NOS DAN SEGURIDAD. (JUAN 10:27-28)
Desde el momento que confesamos a Jesús como Señor y salvador de nuestra vida somos ovejas de su rebaño y él nos toma en sus manos, y nadie podrá, ni hoy, ni mañana, ni nunca, arrebatarnos de la mano del Señor.
La seguridad de nuestra salvación no está en el esfuerzo que hagamos cada uno de nosotros de no soltarnos de la mano de Dios, sino en la convicción de que estamos en sus manos, no somos nosotros los que tenemos de la mano al Señor, es nuestro Dios el que nos tiene en sus manos. Esas manos nos dan seguridad, porque esas manos tienen las cicatrices de los clavos, porque esas manos son una muestra de su gran amor, estamos seguros en sus manos porque sus manos son manos de AMOR INCONDICIONAL (Romanos 8:38-39)