Respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí. Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. 2 Corintios 12:8
Hay una tendencia a idealizar siempre que es lo mejor para nosotros. Por eso, Jehová no siempre nos da lo que pedimos. Sin embargo, Dios nos regala constantemente mucho más de lo que queremos e imaginamos. El secreto de vivir dependiendo de Dios y confiando en su voluntad es saber escuchar el «sí», el «no» y el «espera» del Señor.
El apóstol Pablo declaró literalmente que tenía una espina en la carne, y rogó a Dios tres veces que lo librara, pero la Biblia no registra qué era, pero representaba un gran sufrimiento para él. La única respuesta de Dios fue: «Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad.» La reacción de Pablo la vemos más adelante cuando escribe diciendo: Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.
Sólo quienes tienen intimidad con el Padre pueden vivir en este nivel de fe y sumisión a la voluntad del Señor. Al final la última palabra en todo es siempre la suya. Así que podemos soñar, organízar todo, estudiar, trabajar, amar, pero pongamos toda nuestra vida en manos de Dios, confíemos todo, estar atentos a su Palabra para que nuestros deseos sean compatibles con Él. Por eso, el mejor lugar del mundo está en el centro de la voluntad de Dios. Jehová te bendiga con amor para este día, Amén.