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La Recompensa del Dios Fiel

«Que el Señor recompense tu obra y que tu pago sea completo de parte del Señor, Dios de Israel, bajo cuyas alas has venido a refugiarte.» (Rut 2-12)

La historia de Rut nos muestra el poder transformador de la fidelidad y la confianza en Dios. Ella dejó su tierra, su familia y sus costumbres para abrazar a un Dios que hasta ese momento no conocía profundamente, pero en el cual decidió confiar. No buscó una recompensa material, sino la seguridad de refugiarse bajo las alas del Señor de Israel.

Boaz, al verla trabajando con humildad y perseverancia, reconoció su sacrificio y pronunció una bendición: que Dios mismo recompensará su obra. Esta palabra no era solo un deseo humano, sino un recordatorio de que el Señor ve lo que hacemos en lo secreto, nuestras lágrimas silenciosas, nuestras decisiones difíciles y nuestro servicio fiel.

En un mundo donde muchas veces la justicia parece tardar y el reconocimiento humano es escaso, la Palabra nos asegura que Dios nunca es deudor de nadie. Él guarda memoria de todo acto hecho con amor, obediencia y confianza. Hebreos 6:10 lo confirma: “Porque Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y sirviéndose aún.”

Rut no sabía que su fidelidad sería recompensada con mucho más que pan y sustento. Dios la colocó en el linaje de Jesucristo, convirtiéndola en un ejemplo eterno de fe y esperanza. La recompensa del Señor va más allá de lo visible; su bendición trasciende generaciones.

Hoy, quizás te sientas como Rut, dejando atrás cosas valiosas, enfrentando incertidumbres o sirviendo en silencio sin que nadie lo note. Recuerda: tu esfuerzo en el Señor no es en vano (1 Corintios 15:58). Cada lágrima, cada semilla sembrada en obediencia y cada acto de fe son registrados en el cielo. La recompensa del Dios fiel es segura, perfecta y completa.

Señor, gracias porque bajo tus alas encuentro refugio. Ayúdame a permanecer fiel aun en los tiempos difíciles, confiando en que Tú eres justo y nunca olvidarás mi labor hecha en amor. Que mi vida, como la de Rut, sea un testimonio de confianza y fidelidad en Ti. Amén,

Fuente:
TPD

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