Desde el año pasado, cuando el escenario de destrucción en Siria comenzó a acercarse a la capital Damasco, algunos teólogos vienen haciendo diferentes análisis sobre la posibilidad de que esto sea el cumplimiento en nuestros días de antiguas profecías bíblicas.
Las tropas del presidente sirio Basha Al Assad comenzaron un bombardeo masivo en los suburbios al este de la capital, en la región de Ghouta Oriental. Con cerca de 400 mil habitantes y dominada por fuerzas rebeldes al régimen, casi diariamente hay noticias de decenas de civiles muertos tras los ataques.
La ONU intentó negociar una tregua, que incluiría un alto el fuego de 30 días, cuando sería posible evacuar la región. Sin embargo, no fue seguida y ahora surgen denuncias del uso de armas químicas. El conflicto en Ghouta se extiende desde 2013. Distando unos 15 kilómetros de Damasco, una derrota allí permitiría que los opositores del presidente conquistaran la capital, punto final al régimen actual.
Aunque algunos estudiosos describen esta lamentable crisis humanitaria como evidencia del cumplimiento de profecías bíblicas, hay quien califica esa conexión como “irresponsable” y “equivocada“.
Los textos más citados son Isaías 17 y Jeremías 49, que hablan sobra la destrucción de Damasco, que se convertiría en un “montón de ruinas“.
Para el renombrado escritor evangélico Joel Rosenberg, “estamos viendo lo que parece el fin de Damasco. No sabemos si ese es el preludio del cumplimiento de estas profecías. Sin embargo, Damasco es la ciudad más antigua de la Tierra a ser habitada continuamente. El hecho de que esté siendo destruida es algo extraordinario. En el pasado, ella fue atacada, sitiada y conquistada, pero nunca quedó completamente destruida y deshabitada”.
El autor de varios libros sobre escatología, Rosenberg recuerda que “El profeta Ezequiel escribió hace 2.500 años que, en los últimos días, Rusia [Gogé] y Irán [Persia] formarán una alianza militar para atacar a Israel por el norte. Los estudiosos de la Biblia llaman este conflicto escatológico, descrito en Ezequiel 38 y 39 de la guerra de Gog y Magogue”. El teólogo cree que la participación activa de Moscú y Teherán en este conflicto en los últimos años no es sólo una coincidencia, sino un cumplimiento profético.