El pastor Jef Purswell dijo que tener sed de Dios es un signo de verdadera adoración, y que el ser humano está vacío de Dios y que cuando bebe del agua divina crea en su interior una fuente de agua indestructible.
Purswell hizo el señalamiento en una conferencia dictada en un taller seminario de adoración celebrado, en esta capital, por la Iglesia Bautista Internacional, titulada “El propósito de la Redención”.
Indicó que una de las razones por las que el cristiano puede secarse es: “Cuando nos deshidratamos de la presencia de Dios”. Pero es un asunto de nuestra humanidad, pues Dios nunca nos deja, él ha dicho “No te dejaré, ni te desampararé”. El cristiano debe confiar aún en un Dios que se está retrayendo. Cuando se percibe que Dios se retrae, es porque él desea que usted no ande por vista sino por fe, añadió el pastor.
En el taller, que se celebró con el propósito de capacitar al creyente, Purswell dijo que el alma cristiana esta seca como dice el salmo 42 “Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así brama por ti, Oh! Dios, el alma mía. Mi alma tiene sed, sed»…, y añadió que el bien espiritual es de una naturaleza que satisface.
La Iglesia Bautista Internacional fue el punto de encuentro donde se llevó a cabo la agenda que marcó positivamente al pueblo de Dios que se dio cita desde las diferentes congregaciones al evento de crecimiento espiritual. Era notorio el regocijo de los participantes que con esmera atención permanecieron en reflexión profunda mientras recibían la bendición derramada.
El pastor Purswell, en su conferencia, manifestó que es una bendición tener sed de Dios en la Adoración…pues el salmista inspirado por el Espíritu del Señor, dijo “Cuán bienaventurados son todos aquellos que le anhelan”.
Indicó que si el cristiano posee una verdadera sed de Dios, va a anhelar, anhelar más. Porque la verdadera fe de Dios “afecta tu vida”.
Con estas palabras fue llegando el pastor Purswell a los corazones presentes hasta cautivarlos, a tal grado, que una adoración espontánea empezó a llenar el lugar.
El conferenciante citó como acciones prácticas que ayudan a los creyentes a una relación más íntima para la adoración, «la meditación en las Sagradas Escrituras, no solamente leerlas» y añadió que también debe leerse “ autores cristianos con un bolígrafo que de sed».
En el seminario taller también disertó, el siervo Bob Kauflin, quien expuso el tema: «El corazón del adorador,» tocando la gran responsabilidad que le corresponde a la persona que ha sido trasladada por el Sacrificio de Jesucristo al Reino de Dios.
Declaró que «un adorador no va a colocar nada sobre sí mismo. Un adorador todo lo va a colocar sobre el Altar del Señor. Cuando estemos delante del trono celestial nuestra confianza deberá ser puesta toda en el Señor. Por eso es que no debemos tener confianza en ninguna cosa creada, sino en el Señor, agregó.
Kauflin sostuvo que un corazón calmado y acallado, que solo adore al Señor es lo que Dios busca. ”¿Cómo lo hacemos?, se preguntó y a seguidas respondió: “ Quitando nuestra esperanza de nosotros mismos y colocándola toda en Jesús. Una de las cosas que hacemos cuando nuestra esperanza está colocada en Jesús es celebrar las acciones de gracia que hay en las personas”.
Dijo que cuando se pone la esperanza total y completamente en Jesús vamos a estar solamente “sorprendidos de estar ahí, en su Reino”, ver la gracia del Señor y honrarle por su grande amor, “darle honor y gloria es el corazón del Adorador”. Cuando estemos en su Reino Celestial no estaremos en ningún trono, todo le corresponde a él, y aún las coronas que hayamos recibido por el trabajo que hayamos hecho en la tierra, “tendremos que entregarla a aquel que es digno del honor, la gloria, la honra y el poder”.
La búsqueda de la humildad es un camino de trampas, pero el corazón del adorador es darle gloria, honor y honra al que nos ha redimido de nuestros pecados, apuntó.
El disertante señaló que algo que podemos notar es que mientras más buscamos a Dios, ”empezamos a ver el orgullo que está ahí detrás de nosotros».
Kauflin se refirió también al tema ‘La Adoración y la Iglesia», citando el libro de Colosenses, capítulo 3, versículos 12 al 17, dice el consejo bíblico: «Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; 13 soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. 14 Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto. 15 Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos. 16 La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales. 17 Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.» Concluye la cita.
Sobre esta Palabra de Dios enlazó su conferencia a la Cosecha de Dios Ministrada con poder y correspondiendo a cada diálogo expresado bajo la Unción del Santo. Entre otras cosas, manifestó: «En la Biblia la palabra adoración “envuelve toda la vida”.
Debemos hacernos una pregunta: ¿Por qué cantamos a Dios? En la Biblia hay varios pasajes que indican el por qué debemos adorar a Dios (Buscar esas citas… a Dios se le alaba por la magnificencia de su bondad, por la hermosura de su majestad, por su santidad, por su gracia, etc. Etc., etc.).
El pastor Kauflin señaló que cuando Pablo escribió el libro a los Colosenses, fue porque la gente de colosas estaba siendo influenciada por doctrinas y corrientes que no eran la sana doctrina, estaban siendo influenciados por falsos maestros, y añadió que el cantar es más que un calentamiento para antes del sermón. El cantar está supuesto a profundizar nuestras relaciones en el evangelio. Razones por las que Dios quiere que le cantemos: El cantar nos ayuda a recordar la Palabra del Señor. Cristo ha de ser el Centro de nuestras canciones. Cantar mucho hace que la Palabra de Cristo habite en nosotros.
Asimismo, aclaró que adoración no es lo mismo que cantar, y dijo que «la música es un lenguaje emocional, no tienen que ver con lenguaje cristiano, pero cuando nos congregamos como iglesia, la música debe expresar lo que dice la Palabra de Dios. Cantar sobre lo que Cristo ha hecho, es lo que hacemos como iglesia, y nunca nos cansamos de hacerlo, porque es lo que Dios ha hecho. Adorar como iglesia, nos capacita en la Palabra de Dios».
Al finalizar su participación dejó la siguiente exhortación: «Nuestra gratitud al Señor debería verse en nuestros rostros y en nuestros cuerpos. El cantar junto, como iglesia, nos recuerda que “Cristo nos ha hecho uno”. Somos uno porque Cristo ha derribado la pared que nos separaba”, concluyó..