En el libro de Cantares, el Señor le habla a la Iglesia y le dice: Mas una es la paloma mía, la perfecta mía; Cnt 6:9 RV60, porque Él nos ve a nosotros sin mancha, sin arruga, ya que Él puede ver el producto terminado, es por eso que necesitamos entrar en un proceso de perfeccionamiento, empezando por revisar nuestro campamento y corregir lo que no le agrada al Señor porque de otra manera no podremos caminar hacia esa perfección. En Ef 5:27 RV60 se nos dice que el Señor presenta a sí mismo una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga y en la versión TLA dice: Cristo quiso regalarse a sí mismo una iglesia gloriosa, apartada del mal y perfecta, como un vestido sin una sola arruga ni una sola mancha, ni nada parecido. Partiendo de este verso podemos
entender y tener la certeza que el precio por nuestra perfección ya fue pagado, entonces tenemos esperanza porque ese precio es incomparable y en algún momento lo veremos cumplido. Según el DRAE, la palabra perfección es un adjetivo que significa que tiene el mayor grado posible de bondad o apariencia. Perfecto significa tener el grado más alto, la estatura más alta, la mejor calidad de la categoría donde se esté; por eso hay algunas expresiones que apelan a la perfección, pero existen ciertos parámetros que sirven para medir cuando se está perfecto.
Nosotros vamos en un proceso de perfección como la luz de la aurora que va en aumento, Pr 4:18 RV60. La palabra perfecto es la H8549 Tamin: entero, íntegro, sin defecto. El Apóstol Pablo dijo que estaba persuadido que el que empezó la buena obra la perfeccionará, Fil 1:6 RV60, esa palabra nos da esperanza porque entendemos que alcanzar la perfección no depende de nosotros
mismos; sino de nuestro Dios quien empezó la buena obra, y nos dejó a los ministerios y a los ministros para que hagan la tarea de perfeccionarnos, esto nos da la esperanza de que conseguiremos la perfección Ef 4:12 RV60. Una de las maneras en las que debemos ser perfeccionados es en nuestras generaciones, por eso en la Biblia vemos a Noé que era perfecto en sus generaciones, Gn 6:9 RV60. La palabra generaciones es la H1755 dor y significa revolución de tiempo, eras, generación, linaje; y si meditamos en nuestro linaje, de dónde venimos, podremos ver que no éramos perfectos en nuestra generación, y por eso fuimos rescatados de la vana manera de vivir que heredamos de nuestros padres, 1Pe 1:19 RV60. Cuando aceptamos al Señor Jesucristo en nuestro corazón, se rompieron las herencias genéticas y las maldiciones que por generaciones habían perseguido a nuestra familia, porque nuestro Dios visita la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que le aborrecen, Deut 5:9 RV60, pero cuando aceptamos los beneficios se termina la maldición porque hemos venido a ser parte de un pacto que es perfecto.
La mayor bendición para quienes somos padres de familia es saber que les daremos una herencia diferente a nuestros hijos de acuerdo a las bendiciones que hemos recibido. A partir de nosotros la herencia será de bendición, por cuanto hemos sido perfectos por la Sangre del Señor, los que vienen después de nosotros serán perfectos en sus generaciones.
Otro paso para ser perfectos debe ser involucrar nuestra voluntad y deseo de llegar a tener un corazón perfecto, 1Re 8:61 RV60. La palabra corazón es la H3823, significa alma, ánimo, ardor, inteligencia, espíritu, voluntad. Debemos rendirnos y dejar muchas cosas para ser perfeccionados, comprendiendo que el Señor perfeccionará nuestro corazón, sin embargo, aquí tiene que ver nuestra voluntad y deseo de agradar a Dios, porque Él escudriña la mente, prueba el corazón, Jer 17:10 RV60. Cuando hablamos de corazón nos referimos a los deseos más profundos de nuestra voluntad. Solo con el hecho de haber aceptado al Señor nos cambiaron el corazón de piedra por uno de carne; fuimos transformados. Para algunos de nosotros quizás el camino ha sido más largo y les ha costado más que a otras personas poder sacar lo malo que hay en su interior, pero todos vamos en un proceso porque el cambio ya inició. El Señor es el único que puede cambiar el corazón del hombre y es el que nos transforma, es decir, el Señor recorre toda la tierra buscando donde hay un corazón perfecto a quien mostrarle su poder, 2Cro 16:9 RV60. Es necesario escudriñar nuestro corazón y ver si hay intenciones o deseos que no agradan al Señor y entregarle esas áreas, ya que un corazón perfecto puede consistir en el deseo que tengamos de que el Señor nos cambie. Nuestro caminar también debe ser perfecto y aunque algunos de nosotros hemos tenido que atravesar caminos muy difíciles; el Señor hace perfecto nuestro camino, hace nuestros pies como de ciervas y nos hace estar firmes sobre nuestras alturas, Sal 18:32-33 RV60. Roguemos al Señor el poder dar la talla que Él espera de nosotros y que nuestro corazón sea de Su total agrado.