El camino de Kaká en el deporte es conocido por la mayoría de la gente, pero los detalles de su relación con Dios se reveló por él, este lunes 29 de enero, en las instalaciones de la Iglesia Bautista en el lado sur de Sao Paulo.
“Crecí en un hogar cristiano, aprendí de mis padres los valores cristianos. Fui creciendo y teniendo experiencias con Dios. A los 12 años fui bautizado y poco a poco me fui formando, tanto espiritualmente como físicamente como atleta”, contó el ex jugador, que anunció su retiro en diciembre del año pasado.
La carrera profesional de Kaká comenzó en 2001, cuando se convirtió en el gran destaque del equipo São Paulo. En 2002, fue llamado a la Copa del Mundo, en la que Brasil fue un campeón del mundo, y se vistió por primera vez la camiseta con las palabras: “I belong to Jesus” (“Yo pertenezco a jesus”).
“En la iglesia que yo frecuentaba, la gente cantaba una alabanza que decía ‘voy a decir al mundo que yo soy de Jesús’. Eso quedó marcado en mi cabeza. Esa fue la primera oportunidad que tuve que usar una camiseta diciendo eso. A partir de allí, Kaká pasó a estampar esa frase en los momentos más importantes de su vida.
Después de un período difícil en el Sao Paulo, Kaká fue vendido al Milan y vivenció la conquista de diversos títulos para el equipo europeo. “Todo fluía. Yo iba orando y las cosas sucedían. Todo estaba a las mil maravillas”, recuerda.
En 2009, Kaká fue transferido al Real Madrid en un contrato de 65 millones de euros. “Las cosas en mi vida estaban sucediendo de una forma espectacular, todo lo que yo quería, oraba y las cosas iban fluyendo. Sería muy bueno si mi testimonio terminara aquí”, dijo.
Kaká no logró conquistar títulos para su nuevo equipo y tuvo que convivir con críticas sobre su desempeño. Además, sufrió lesiones que le hicieron quedarse fuera de los césped y encaró la insatisfacción de la hinchada madridista.
“Comencé a tener esos conflictos de Job con Dios, debates, preguntas, cuestionamientos. Yo era el mejor jugador del mundo y pasé a ser nada en el Real Madrid. Yo empecé a tener una crisis de identidad, porque yo era lo que yo hacía”, cuenta. “Yo fui aprendiendo a tener una relación con Dios, y no un Dios que saciaba mis deseos”.
Kaká hizo su debut oficial por el Orlando City en 2015 y permaneció en el club durante tres años. Al final de la última temporada, reunió a su familia para hacer 40 días de ayuno y oración para tomar una decisión sobre su destino en el fútbol. Él recibió varias propuestas, pero sintió en su corazón que era el momento de parar.
“No puedo ver esa trayectoria toda con una lente diferente del cristianismo. Todo lo que sucedió en mi vida, tuvo un propósito muy claro y definido de Dios para mí”, concluye Kaká.
