No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. 1 Corintios 6:9-10.
Uno de los frentes de batallas éticos-Morales que tenemos en estos días, es la aceptación o no de cierto tipo de conducta aberrantes que son prevalentes en nuestra sociedad moderna, que van contra de los lineamientos Judeo-Cristianos y que en una mente lógica no caben. Es la devaluación y cosificación de la sexualidad, algo que consideramos es esencialmente puro y bueno porque es obra de Dios y El no hace porquerías.
Para nadie es un secreto que desde los intentos frustrados del Dr Levy de tratar de justificar anatómicamente los casos de homosexualidad en los varones por estudios en cadáveres, se han utilizado todo tipo de justificaciones genéticas, políticas, biológicas, y hasta espirituales para forzar la aceptación de esa conducta, bajo la pena de ser calificados de intolerante y etiquetados como homofóbicos.
Los verdaderos cristianos jamás odiarían a un ser humano por su conducta pecaminosa, porque eso es lo que consideramos los creyentes a los que tienen esa práctica. En el mismo renglón que los borrachos, que esos si son muchos, y los maldicientes que son más. Por tanto, no hay pecado que Dios no pueda ni quiera perdonar.
Se han usado muchos ardides para justificar esa conducta, desde una mala exégesis del texto hasta argumentar que Dios mismo nunca habló en contra de tal práctica.
Permítame decirle que allí está una gran parte de la ignorancia moderna, al tratar de cambiar la doctrina de una religión para que acepten una conducta pecaminosa, y ellos esperan no ser considerados entrometidos. Pero, sí es criticado un cristiano que trata de cambiar a un pecador homosexual de su vida de pecado. Esa es la doble moralidad de nuestra sociedad moderna.
Por otro lado, Dios mismo no habla de ese tema en particular, por lo menos por su nombre en el Antiguo Testamento, porque esa, no era una práctica de la comunidad Hebrea, sino de la naciones paganas. Es por eso, que Dios les prohíbe a su pueblo Israel, que se mezclen y se asocien con pueblos gentiles.
Romanos 1.21,24-27. Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. 24 Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos, 25 ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén. 26 Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, 27 y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío.
Un conocido sexólogo Venezolano que estudió en el Reino Unido, dijo que cuando llegó a ese país era raro esa conducta, luego se volvió aceptada, al paso de los años se hizo frecuente, y luego “me fui antes que fuera obligatoria”
Alguien que conoce a lo que me dedico me preguntó que si no podíamos hacer una revisión de la Biblia para que fuera “más tolerante” al respecto, y mi respuesta fue sencilla: “El día que se arregle el texto Bíblico para acomodar las aberraciones humanas, deja de ser la palabra de Dios”
No importa cuantas autoridades religiosas lo traten de justificar, esa conducta es un pecado y cualquiera que viva por ella un día, al igual que el ladrón, o el maldiciente, o el adúltero o el fornicario, tendrán que darle cuenta a Dios.
En la gran ciudad de NYC se ha tratado una legislación para que los padres no le pongan el sexo a sus hijos cuando nacen, sino, que sean ellos quienes luego elijan lo que quieren ser. No solo eso, sino, que recientemente han intentado linchar políticamente al concejal Boricua Rev. Rubén Díaz Sr. por haber dicho que el concejo (Al cual pertenece) está controlado por esa comunidad y ellos para demostrar su fuerza, disolvieron un comité del cual el Concejal Díaz Sr. era presidente.
Una gran presión política y mediática para que renuncie se levantó, porque, siendo que fue electo y no nombrado no pueden destituirlo por sus creencias. Y lo peor fue la timidez de la representación Latina que se abstuvieron de votar. Solo un valiente representante Judío votó en contra y solo por cuestiones políticas.
El sistema educativo está también siendo infiltrado pues con la intención de disminuir la intolerancia, están incluyendo en las clases la enseñanza de la “normalidad” de tener parejas del mismo sexo.
En los medios de Hollywood y la TV, se ha aumentado la presión para que en cada show o película haya representación de este tipo de pecado, boicoteando con términos peyorativos y un llamado a su comunidad a no mirarlos para que lo saquen del aire.
Es tiempo que la comunidad cristiana tome una posición más agresiva en su defensa de sus creencias, sus valores y su gente, y dejar la pasividad, si no, le estaremos entregando nuestra generación a una tendencia pecaminosa y enemiga de Dios y su palabra.
Sabemos que en todos los tiempos conocidos hubo en mayor o menor grado representación de este pecado, pero, la diferencia es que en los tiempos antiguos no exigían espacio, ni que los contribuyentes pagaran impuestos para alcanzar beneficios sociales, que los casaran en las iglesias y derechos dentro de comunidades que piensan diferente. ¿Esperaremos hasta que sea obligatorio?
Dios destruyó ciudades y sacó a Lot y a los suyos cuando este tipo de pecado prevaleció. Por eso, cuando el Señor habla de los tiempos del fin, nos hace la siguiente advertencia: Acordaos de la mujer de Lot! Lucas 17:32
Daniel Vargas Mena. Es pastor general del Centro Cristiano Calvario en Newark NJ EUA.