Este Libro de la Ley no se apartará de tu boca, sino que meditarás en él día y noche, para que cuides de hacer todo lo que en él está escrito. Porque entonces harás prosperar tu camino y tendrás éxito. Josué 1:8
Y Él les dijo: «¿Por qué están turbados, y por qué surgen dudas en sus corazones?» Lucas 24:38
Nuestros pensamientos pueden actuar como virus que enferman el alma y debilitan nuestra capacidad para recibir bendiciones de Dios. La obediencia y la consagración son clave para recibir esas bendiciones. Debemos enfocarnos en la Palabra de Dios para suplir nuestros pensamientos y tener una vida plena. Cristo es nuestra inmunidad.
En el mundo actual existe un aumento increíble de enfermedades provocadas por virus. Estos virus, además, mutan y cada vez se hace más difícil combatirlos. Algunos de ellos pueden ser evitables, pero el hombre actúa como si no temiera ser aniquilado por ellos.
Existen pensamientos que se parecen mucho a los virus y son aquellos que pululan en una mente que no medita en la palabra de Dios “De día y de noche”
Nuestros pensamientos cuando no tomamos en cuenta lo que Dios nos dice, se convierten en virus que enferman el alma.
Dios no nos dice que escuchemos y hagamos según nuestro entendimiento, sino que “guardes y pongas por obra”. De esta manera las bendiciones están condicionadas a nuestra obediencia, no estamos para entender, estamos para obedecer y esta obediencia trae bendición a nuestra vida.
Pero las bendiciones además están relacionadas con la santidad y la consagración (Josué 3.5-6) Donde habita el pecado, la bendición se queda a la puerta. (Josué 7.13) La vida de obediencia nutre el espíritu, Si estás en pecado, estás debilitado para alcanzar nuevas metas, es como caminar sobre un tronco engrasado, las caídas no te dejarán avanzar.
Pensamientos, acciones, estrategias, todo un andamiaje para llevar a cabo algo tan simple como la misión que solo pide un corazón y unos labios transmisores. Si no nos enfocamos, nos olvidaremos del Dios de la misión.
Suple tu pensamiento por la Palabra Divina, espanta de tu vida la enfermedad espiritual y podrás tener la vida plena que Dios regala.
Recuerda siempre que Cristo es tu inmunidad.