❝ Pero entendiendo Jesús que iban a venir para apoderarse de él y hacerle rey, volvió a retirarse al monte él solo ❞ (Juan 6:15).
1ª Escena: “Y le seguía gran multitud, porque veían las señales que hacía en los enfermos” (6:2). Las masas de gente siempre se agolpaban alrededor de Jesús (aunque no siempre fue así, al principio era un desconocido pero poco a poco se hizo más famoso, fue un proceso paulatino). Se trataba pues de enjambres de personas, todas ‘queriendo algo de él’.
2ª Escena: “…Y habiendo dado gracias, los repartió entre los discípulos, y los discípulos entre los que estaban recostados (unos 5.000 varones); asimismo de los peces, cuanto querían” (6:10-11). Unas diez mil personas fueron alimentadas ese día, un milagro que solo habían escuchado en los relatos de la Torah. Los testigos de este apoteósico suceso debieron quedar profundamente conmovidos por el portento realizado por Jesús.
3ª Escena: “Aquellos hombres entonces, viendo la señal que Jesús había hecho, dijeron: Este verdaderamente es el profeta que había de venir al mundo” (6:14). El asombro por las sanidades previas y ahora por la alimentación de la multitud llevó a que el pueblo llegara a una conclusión lógica, el carpintero de Nazareth no debía ser sino un profeta de Dios, ¿el mesías esperado? ¡Elías ha resucitado! -pensaron.
4ª Escena: “Pero entendiendo Jesús que iban a venir para apoderarse de él y hacerle rey, volvió a retirarse al monte él solo”. Conociendo Jesús que las masas de gente son cambiantes -un día están contigo y al otro te crucifican-, y sabiendo también que la popularidad insana te mata -querían hacerlo monarca de un gobierno físico, siendo que él ya era rey de un reino espiritual-, decidió lo mejor: Irse a la montaña, solo, alejado de las luces, los escenarios, los aplausos, las voces, vítores y ‘likes’. Si bien Jesús no era renuente a ser una figura pública (pues a esa hora su fama ya se había extendido por todo Israel, Mateo 4:23-25), sí lo era a dejarse seducir por el ‘endiosamiento’ humano. Quiso evitar antes que lamentar, por eso huyó, no por cobardía sino por sabiduría.
ORACIÓN: Señor, ayúdanos a tener la astucia de Jesús, su capacidad de prever el peligro y alejarnos de él. Ayúdanos Dios nuestro a huir a tus brazos cuando los hombres quieran distraernos de nuestra misión… sí Padre, que cuando comencemos a ser reconocidos por nuestros logros (académicos, financieros, deportivos, familiares, etc.) podamos darte la gloria a ti, sabiendo que el único rey que merece loor eres tú. Amén.