Un factor por el cual la gente no pone expectativa es porque hay muchos que simplemente se limitan por los fracasos pasados, y piensan que su presente es resultado de su pasado. Pero tu dificultad no es resultado de tu pasado, sino que es demostración del futuro que tienes. Tu problema de hoy es porque ya el enemigo ha visto algo de lo que Dios quiere hacer contigo.
José cayó en la cárcel, no por sus hermanos, sino por el futuro que sus hermanos vieron. No fue el pasado de José lo que lo llevó allí, sino el futuro que él tenía. El mundo ha visto que hay algo que tienes por delante que alcanzar, y tu presente está tratando de que tú no lo logres, que no lo alcances. El enemigo espera a veces más de ti que tú mismo. Tú no puedes marcar tu expectativa por tus fracasos pasados.
Lo que tú estás viviendo hoy lo que demuestra es que el futuro que tienes es demasiado grande.
El problema es que tu mente te hace creer que son tus problemas pasados los que te han traído hasta el lugar en que estás. En Juan 5, se nos habla del paralítico de Betesda, quien empezó a poner excusas. Dijo que llevaba 38 años en aquel lugar, y cada vez que intentaba llegar primero al estanque, alguien se le adelantaba, así que dejó de intentarlo. Pero Jesús estaba allí para demostrarle que siempre había tenido un futuro más grande; la razón por la que estaba allí era para la gloria de Dios porque lo que Jesús haría era más grande. Deja de hablar de todas las veces que no lo lograste y comienza a caminar, no hacia el estanque, sino hacia el destino que Dios tiene para tu vida. El milagro de aquel hombre no estaba en el estanque porque no estaba en arreglar los fracasos pasados, sino en caminar en la palabra de Dios hacia el destino que Dios tenía para su vida. Tú no necesitas más que el estanque se mueva. Deja de seguir intentando lo que no resultó. Comienza a caminar hacia el nuevo destino que Dios tiene para ti.
La expectativa nunca es racional; de serlo, no sería expectativa. Si tu expectativa es racional, eres mediocre. La mayoría de las peleas que tú tienes con gente hoy, es porque están luchando por lo mediocre. En el lugar de la excelencia no hay tanta pelea. Porque la masa del mundo está peleando por lo mediocre. Por eso, si tú quieres dejar de pelear con la gente, espera más que los demás; eso te hace único. La gente pelea por lo que es razonable; tú tienes que ser de los que espera cosas que otros no esperan. Tú estás en otro nivel. Por eso, el querer prosperar te hace sentirte solo, porque estás solo, porque el resto del mundo está peleando por boberías. Isaac no peleaba con nadie. Abría un pozo y venían a pelear con él, y lo dejaba y buscaba otro. Hasta que un día Dios le dio el pozo que se llama Rehobot, que significa lugares amplios, espaciosos.
Dios tiene un espacio tan grande para tu vida, donde solo caben Él y tú, donde no va a haber pelea. La gente mediocre es la que pelea por cosas mediocres; pero aquel que no quiere gastar sus energías en pelear tonterías, en pelear por boberas, por cualquier cosa, son gente que están creyendo por cosas más grandes, más poderosa que las que la gente regular está pensando.
Tú no eres regular; Dios no invirtió la sangre de Cristo para que tú fueras mediocre en esta vida. En vez de estar peleando con la gente a tu alrededor, debes poner expectativas más grandes. No vas a ser avergonzado. En Romanos 5:1-5, la Palabra del Señor nos dice que la esperanza no avergüenza. Aquellos que confiamos en el Espíritu Santo no vamos a quedar en vergüenza. Lo menos que puede pasar es que alcances tantas otras cosas en tu vida, que todos te celebrarán por haber creído, haber establecido metas más grandes y haber dejado un rastro de grandes triunfos.
Lo más grande no fue que Estados Unidos llegara a la Luna, sino todos los inventos que se hicieron en el camino. Tu expectativa, cuando es grande, provoca que tu camino esté plagado de pequeños milagros que cambien a todos a tu alrededor. Por eso, deja de estar peleando con la gente mediocre por las mismas cosas; deja de estar peleando por un cliente, porque alguien se fue, porque alguien está contendiendo contigo. Mira las cosas más grandes; entiende que no es racional lo que estás pidiendo, y es ahí que viene tu dependencia de Dios.
Si tú no tienes una expectativa por encima de lo racional, siempre tendrás excusa para ser mediocre. La esperanza que tú tienes no te va a dejar en vergüenza. Quizás tu sueño es muy grande para que en una generación se cumpla, pero está bien, no vas a quedar avergonzado porque crearás el camino para que otros lo alcancen.