Según las iglesias evangélicas, la violencia pandillera deja a diario 18 homicidios en El Salvador. Las autoridades estiman que las pandillas cuentan con unos 72.000 miembros, 13.000 de los cuales están en prisión.
Pastores y miembros de diferentes iglesias evangélicas se manifestaron ayer en San Salvador para pedir a las pandillas el “cese inmediato” de la violencia, que en lo que va del año ha dejado más de 5.500 muertos.
“Hemos convenido hacer un llamado contundente y pastoral a los miembros de las pandillas y a otros sectores para un compromiso de cese inmediato de tanto dolor y derramamiento de sangre”, dijo el obispo Medardo Gómez, al leer un pronunciamiento en la plaza Salvador del Mundo.
En la manifestación, que fue convocada por la Iniciativa Pastoral por la Vida y la Paz (IPAZ), participaron unas 500 personas, incluidos algunos pandilleros con sus familiares.
“No más violencia, solo el diálogo conduce a la reconciliación” y “el pueblo de Dios exige seguridad, tranquilidad, justicia y paz”, se podía leer en gigantescas pancartas.
Según esas iglesias, la violencia pandillera deja a diario 18 homicidios en El Salvador. Las autoridades estiman que las pandillas cuentan con unos 72.000 miembros, 13.000 de los cuales están en prisión.
Estas peticiones se dieron en el marco de una marcha de miembros de estas iglesias, a la que se esperaba la asistencia de familiares de pandilleros y que, según Gómez, “fue boicoteada” por el Gobierno con bloqueos policiales en las carreteras, que no permitieron el ingreso de los autobuses con manifestantes a la capital.
Explicó que ellos no pretenden iniciar un proceso similar a la tregua entre las pandillas, iniciada en marzo de 2012, supuestamente propiciada por el gobierno del experiodista Mauricio Funes, durante la cual se redujeron los asesinatos de un promedio de 14 a 5 diarios.
“No es una nueva tregua, porque esta (tregua) fue un plan del Gobierno que no fue claro, honesto y transparente”, acusó Gómez.
Por su parte, el comisionado de la Policía Nacional Civil (PNC) Bonilla Pérez aseguró que este cuerpo de seguridad no obstaculizó la entrada de los asistentes.
No obstante señaló que muchos de estos, incluidos los chóferes, no poseían documentos de identificación.
La agencia EFE pudo constatar la retención de dos hombres que, según un agente de la Policía Nacional Civil (PNC) eran “supuestos extorsionistas y pandilleros” que buscaban “esconderse en la marcha”.