“«¡Rompamos las cadenas! —gritan—, ¡y liberémonos de ser esclavos de Dios!»” Salmo 2:3 (NTV)
La mejor ilustración de estas palabras las encontramos día tras día en las noticas. En ellas vemos cómo las personas buscan cada día nuevas formas para gobernarse a su manera y desconocer el Señorío de Dios sobre sus vidas, quieren dejar de someterse a Dios, para ser esclavos de sus propios deseos carnales. Este ha sido el engaño de Satanás desde los inicios, mostrar las bendiciones divinas como restricciones hostiles de Dios hacia el hombre, que coartan su libertan (Génesis 3:1-6). Por ejemplo, la identidad de “género” que es un tema de actualidad, donde se pretende hacernos creer que Dios se ha equivocado y que nuestro cuerpo es solo algo accidental, pues es potestad nuestra decidir si somos hombres o mujeres, de acuerdo a nuestros deseos y sentimientos, no conforme al diseño con el que Dios nos ha creado… es una locura ver las diferentes leyes que se aprueban y que van en contra de los mandatos divinos, como las relacionadas con el matrimonio, el aborto y la educación sexual. “Rompamos las cadenas!”, “hagamos las cosas a nuestra manera!”, ¡qué necedad! Esto solo nos lleva a esclavitud de pecado y a atraer juicio divino como en el tiempo de los jueces, donde cada quien hacía lo que bien le parecía, pero lo tremendo es lo que dice después: pues no había rey en Israel, es decir, ellos dejaron de ver a Dios como Rey, dejaron de seguirle y obedecerle. ¿Se parece a nuestros tiempos?
Oración
Señor, atráeme cada día a Ti, con lazos de amor. Te reconozco como mi Señor y confío en Tu infinita sabiduría, en que siempre eliges lo mejor para mi vida. No quiero ser rebelde a Tu Autoridad, por el contrario, deseo cada día caminar bajo Tu gobierno soberano y refugiarme bajo Tu cobertura, quiero ser esclavo Tuyo por amor, por siempre… En el Nombre de Jesús. ¡Amén!