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Entre la Hipérbole y la Humildad: Reflexiones sobre la Parábola de los Siervos Inútiles

Solamente guarden cuidadosamente el mandamiento y la ley que Moisés, siervo del SEÑOR, les mandó, de amar al SEÑOR su Dios, andar en todos Sus caminos, guardar Sus mandamientos y de allegarse a El y servirle con todo su corazón y con toda su alma.
Josué 22:5

¿Quién de ustedes tiene un siervo arando o pastoreando ovejas, y cuando regresa del campo, le dice: ‘Ven enseguida y siéntate a comer’? ¿No le dirá más bien: ‘Prepárame algo para cenar, y vístete adecuadamente, y sírveme hasta que haya comido y bebido; y después comerás y beberás tú’? Lucas 17:7

La parábola de los siervos inútiles nos habla acerca del señorío absoluto de Dios y de la actitud que debemos tener como creyentes ante Él, de total rendimiento y sujeción a Su Voluntad. Jesús usa una hipérbole para ilustrar esta verdad espiritual profunda. La parábola también nos enseña la importancia de la humildad y el reconocimiento de nuestra verdadera posición ante la grandeza de Dios. En el próximo mensaje se continuará desarrollando esta idea.

Quiero hablar acerca de una parábola muy conocida, la parábola de los siervos inútiles. Todos somos siervos inútiles según la parábola que quiero desarrollar, pero también con una aclaración: A pesar que somos siervos inútiles, Dios nos trata como amigos preferidos, amigos especiales, y de eso se va a tratar el tema de nuestra meditación.

Permítanme leer primeramente esta parábola, se encuentra en San Lucas capítulo 17 los versículos del 7 al 10, y dice así esta parábola: «¿Quién de vosotros teniendo un siervo que ara o apacienta ganado, al volver él del campo luego le dice: pasa, siéntate a la mesa? ¿No le dice mas bien: prepárame la cena, cíñete y sírveme hasta que haya comido y bebido, y después de esto le dice: come y bebe tú? ¿acaso da gracias al siervo porque hizo lo que se le había mandado? pienso que no.»

«Así también vosotros» esta es la conclusión de la parábola, «Así también vosotros cuando hayáis hecho todo lo que os ha sido ordenado, decid: siervos inútiles somos, pues lo que debíamos hacer, hicimos.» Qué parábola más interesante.

Esta parábola, como decíamos, nos habla acerca del señorío absoluto de Dios, el hecho de que Dios tiene total soberanía sobre nuestra vida. Nos habla también acerca de cuál debe ser la actitud del creyente ante el señorío absoluto de Dios, de que nuestra actitud debe ser de un total rendimiento y sujeción a la Voluntad de Dios, esto debe caracterizar nuestras vidas.

Jesús usa una parábola en este pasaje pero también usa lo que es conocido en el arte de la retórica, es decir del buen hablar, es conocido como una hipérbole. Una hipérbole es una exageración de algo, es una ilustración o una imagen que exagera una verdad que el maestro o el conferenciante quiere proyectar a su auditorio, y al exagerar, y magnificar más allá de lo natural la hace más evidente, más obvia, más comprensible. Es como cuando una persona dice por ejemplo: me estoy muriendo de hambre. No es que la persona está literalmente muriéndose de hambre, pero está usando una expresión que dramatiza y que hace bien clara la idea de que esta persona tiene mucha hambre ¿no? y esa es la idea de la hipérbole.

Y en esta parábola tenemos elementos de exageración para ilustrar un principio espiritual muy profundo, y estoy leyendo de algunas notas que tengo aquí porque quiero ser bien sistemático en la enseñanza que quiero elaborar para ustedes. Esta parábola de hecho, del siervo inútil, se parece mucho a la parábola de la viuda y del juez injusto. Ustedes recordarán esta parábola del Señor sobre una viuda que necesita justicia sobre una situación legal que está confrontando.

Y esta mujer viene ante un juez que es indiferente, injusto, descuidado, y viene ante el juez, y el juez no la puede atender, y simplemente la despide. Y esta mujer insistentemente viene una vez tras otra ante el juez exigiéndole que le haga justicia.

Y dice la parábola del Señor que en un momento dado, el juez ya exasperado por la insistencia de esta mujer, su continuo venir ante él para que le haga justicia, decide para sacársela ya del medio y salir de ella, decide por fin acceder a su petición y hacerle justicia para que deje ya de exasperar y de molestarlo más.

Y el Señor Jesucristo dice: Bueno, si este hombre injusto le hizo justicia a esta mujer que vino insistentemente ¿cuánto más vuestro Padre celestial atenderá a las peticiones de ustedes? ya que Él es justo ¿no?

Entonces la injusticia de ese juez, insistente, exagerada, lo que hace es que, en una forma contrastante, ilustra mas bien la disponibilidad del Padre para atender a las oraciones de sus hijos. Cuando nosotros venimos ante Dios y traemos nuestras peticiones una y otra vez, dice la Biblia que el Señor las atenderá.

Y de paso esta es una enseñanza muy importante aquí ¿no? que cuando nosotros oramos tenemos que hacerlo continuamente ante el Señor, nuestras peticiones tenemos que traerlas al Padre una y otra vez. No sabemos últimamente por qué se requiere a veces traer una petición delante del Señor insistentemente, pero la Palabra del Señor nos dice que tenemos que tocar, buscar, ser diligentes, traer nuestras peticiones delante de Dios continuamente hasta que recibamos contestación, pero eso es una idea aparte. La idea es que muchas veces el Señor usa imágenes de exageración en Sus parábolas para ayudarnos a entender algo.

Y en esta parábola del siervo inútil tenemos esta idea de un señor, un patrón que trata en una forma áspera y exigente a su siervo, pero esa actitud del patrón está diseñada por el Señor Jesucristo para ilustrar mas bien la actitud del Padre Celestial que es diferente en un sentido a la del patrón que está aquí ilustrado. Este hombre trata exageradamente a un siervo que no merece nada, que es como un cero a la izquierda en términos de su significado como ser humano.

También hay algo que nos puede enseñar a nosotros acerca del hecho de que, ante la Presencia de Dios, ante Su grandeza, ante Su poderío, ante todo lo que le debemos a Él, nosotros en realidad no somos nada, aunque Dios nos trata y nos ve de una manera diferente; ante Dios sí somos mucho. Pero la parábola quiere establecer una realidad aquí ¿no? que en última instancia, cuando vemos lo que verdaderamente somos comparado con la grandeza y el señorío de Dios, nosotros en realidad no debemos creernos que somos la gran cosa o demandar de Dios nada, o esperar nada de Él porque Él es todo y Él tiene todo poder.

Y esa actitud de humildad, y de reconocer nuestro verdadero estado es muy importante en la vida cristiana. En esa actitud radica el mayor que nosotros podemos tener para nuestra vida cristiana y para nuestra vida de oración ante el Señor, humildad total, reconocimiento total de lo que somos ante la grandeza de Dios. Es muy importante y en nuestro próximo mensaje continuaremos desarrollando esta idea. Espero que continúen en contacto con nosotros porque va a ser de mucha bendición para sus vidas. Dios les bendiga y hasta nuestra próxima meditación.

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