
En medio de la crisis socio-espiritual, es crucial que las naciones se unan en una visión compartida que integre valores cristianos y nacionalistas. La colaboración entre la Iglesia, el Estado, los Políticos, el Sistema Económico y la Familia es esencial para superar los desafíos actuales.
Los cristianos deben liderar este proceso, enfocándose en vivir conforme a los preceptos de Dios y promoviendo la unidad y armonía dentro de la sociedad. Esto implica esfuerzo y diligencia por parte de cada individuo para buscar el Reino de Dios y su justicia.
La Iglesia tiene el deber de transmitir un mensaje transformador basado en los valores de Jesucristo, siendo un ejemplo de amor, misericordia y obediencia a la voluntad de Dios. En estos tiempos críticos, es fundamental que los cristianos demuestran su fe a través de sus acciones, siendo reconocidos por sus frutos.