Lo más sorprendente es que los arqueólogos encontraron las ruinas por casualidad, por imágenes aéreas de un lago en Turquía. Ellos notaron que la estructura en el fondo del lago lago Iznik, con cerca de 3 metros de profundidad, es la de un antiguo templo cristiano con al menos 1.700 años de edad.
La arqueología nunca deja a desear cuando el asunto es la historicidad de la Teología Cristiana o de la Sagrada Biblia. Y el motivo de ello no puede ser otro, sino los innumerables descubrimientos ya realizados que confirman o, como mínimo, apuntan hacia la exactitud del texto bíblico y los fundamentos socio-antropológicos que dieron origen al pensamiento cristiano.
Uno de los descubrimientos recientes es el lugar de la iglesia donde probablemente se realizó el Concilio de Nicea, siendo éste uno de los acontecimientos más importantes en la historia del cristianismo, ocurrido en el año 325 de la era cristiana.
El hallazgo fue confirmado por Mustafa Şahin, jefe de arqueología de la Universidad Bursa Uludağ, en Turquía. Él dijo que en la época la región era llamada de Nicea, provincia de Constantinopla y que actualmente es Estambul, la capital de su país.
“Cuando llegué a las primeras imágenes en tiempo del lago, estaba bastante sorprendido de ver claramente una estructura de la iglesia,” dijo, de acuerdo a la información del Daily Mail . “Yo estaba haciendo investigaciones de campo en la región de Iznik [desde 2006], y no imaginaba que íbamos a descubrir una estructura tan magnífica tan bajo el agua”.
La intención ahora del profesor Sahin es transformar el sitio en un centro de visita, creando un museo subacuático. Para ello necesita contar con la aprobación del Gobierno turco, que podrá manifestarse este año.
El lugar marca el momento en que el Concilio convocado por el entonces emperador Constantino, trató de refutar algunas herejías de la época, como la creencia de que Jesús habría sido creado, concepción defendida por el “arrianismo”. En la ocasión quedó entendido como declara la Biblia, de que Cristo es eterno, una vez que Él y Dios poseen la misma naturaleza.