Después de un tiempo de clamor, oración constante y búsqueda en la presencia de Dios, el Espíritu Santo me ha revelado con claridad que no he sido llamada a los grupos de los chats ni a los espacios digitales donde abunda el ruido de voces humanas. Mi asignación es en el lugar secreto, en la intimidad con el Altísimo, donde se rompe el yugo y se activa el poder de la intercesión guiada por el cielo.
No es rebeldía. Es obediencia.
No es aislamiento. Es consagración.
Agradezco cada vida con buenas intenciones, y honro a quienes sirven desde diferentes trincheras. Pero cuando Dios da una instrucción clara, Su paz confirma el camino, y no hay vuelta atrás. He renunciado a muchas cosas por causa de Su nombre, y no pondré en riesgo mi comunión por agradar sistemas que Él no me ha pedido abrazar.
No fui llamada al bullicio de los chats, sino al clamor en el altar.
No fui marcada para seguir la corriente, sino para mantenerme firme en la Roca.
Y no cambiaré mi asignación por la costumbre de los hombres.
Este es un tiempo donde muchos están siendo llamados a definirse.
Yo ya lo hice.
Seguiré cuidando mi testimonio como un tesoro, caminando en santidad, y ministrando solo donde Él me envíe. Porque no se trata de estar en todos lados, sino de estar donde Su gloria se manifiesta.
Con amor y sin señalamiento, bendigo a cada siervo y sierva. Oro por unidad en el Espíritu, pero también por discernimiento en el tiempo. No todos los caminos llevan al destino que Dios tiene. Solo el que es guiado por Él.
PAZ DE DIOS
Aquí estoy.
En el lugar donde Su voz es más fuerte que cualquier otra.
Jeremías 15-19 (RVR1960)
«Por tanto, así dijo Jehová:
Si te convirtieres, yo te restauraré, y delante de mí estarás;
y si entresacares lo precioso de lo vil,
serás como mi boca.
Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos.»