Pocas veces la humanidad ha tenido un proceso de empobrecimiento generalizado. Uno tendría que irse a crisis financieras graves para encontrar situaciones como las que ha provocado el coronavirus.
En nuestro país, la República Dominicana, el coronavirus ha supuesto el fin de 16 años de crecimiento constante, y ha provocado un altísimo desempleo, y pobreza. Por ello, el diputado Pedro Botello, llevandose de ejemplos dados en otros paises de America Latina, propuso una ley que autorizara la devolución del 30% de los ahorros de los cotizantes. Dicho proyecto de ley ya fue votado favorablemente por la Cámara de Diputados y se encuentra en comisión en el Senado de la República.
Un adagio muy viejo señala que “de buenas intenciones está empedrado el camino al infierno”. Aunque supongo que las intenciones tras esta pieza legislativa es noble, ya que busca dar un respiro financiero a muchas personas con acuciantes económicos, pero, al final traerá más problemas que los que resolverá.
Honestamente, este proyecto de ley lo comparo a un hombre o mujer extraordinariamente bellos que nos coquetean, pero cuando nos acercamos, vemos que les faltan piezas dentales, son bizcos y tienen una halitosis terrible. Lo primero, estamos hablando que a junio de 2020, las AFP tienen de capitalización individual, o sea, lo que han aportado los 4 millones doscientos dieciocho mil aportantes la suma de 603 mil millones de pesos. Un treinta por ciento de la cifra antes indicada es 180 mil novecientos millones de pesos.
En un primer momento, las personas recibirán su dinero y tendrán mucha liquidez, compraran, pagaran, pero ese flujo de circulante, equivalente a un aumento de 64% del circulante total, empezara a provocar inflacion y devaluacion. Eso traerá pérdida del poder adquisitivo y un encarecimiento de todos los insumos de producción, que se cotizan en dólares, lo que generara mas inflacion y devaluacion. Aparte, está el aspecto de que quienes quieran retirarse al nivel que tendrían si no se retira ese fondo, tendrían que trabajar casi 4 anos mas.
Y hay otro aspecto. Para proteger los fondos capitalizables de la inflación y la devaluación, un altísimo porcentaje de estos fondos están en instrumentos financieros como bonos y certificados que garantizan la deuda pública, o sea, que ese porcentaje de la deuda se queda sin garantía, lo cual la va a encarecer. También hay que tomar en cuenta los costos de la redención de todos esos instrumentos y el pago de los intereses y penalidades a los inversionistas involucrados.
Yo no favorezco esta medida, pero si se ha de tomar, que ese dinero se deposite por cuotas, para tratar de controlar la inflación y la devaluación. Considero que hay mecanismos mas eficientes para reforzar la actividad económica sin tener que usar esos fondos.