El ministerio del Apóstol Pablo fue único en muchos sentidos. Quizá una de las características más difíciles de asimilar es que en él se dio el cambio de guardia de una iglesia conformada en su mayoría por Israelitas hacia una Iglesia Judío/ Gentil; esto desde luego le ocasionó persecución de ambos lados pero más del lado de su propia nación lo cual deja claro cuando relata: “cinco veces he recibido de los judíos treinta y nueve azotes” (2 Corintios 11:24) y también cuando dice: “en peligros de los de mi nación” (2 Corintios 11:16), obviamente el rechazo de los suyos no fue la única situación peligrosa que le tocó vivir, tuvo una serie de oposiciones que definirlas únicamente como “oposición” es casi minimizarlas ya que a él casi le cuesta la vida y lo dice muchas veces en su narración. Cuando estuvo en Asia “perdimos la esperanza de salir con vida” (2 Corintios 1:8), o mientras estaba en medio de la tormenta “abandonamos toda esperanza de salvarnos” (Hechos 27:20) o el aguijón en su carne, o sus prisiones.
Bueno en fin, tantas cosas por las cuales le tocó sufrir y que nos llevaría bastante tiempo describirlas y son dignas de un estudio más diligente. El punto central que yo quiero resaltar es que desde el principio él sabía lo que le esperaba porque el Señor le dijo a Ananías “yo le mostraré cuanto debe padecer por mi nombre” (Hechos 9:16) y entonces Pablo supo que la única manera para terminar su carrera era que debería tener un elemento básico: “el Gozo” (Hechos 20:24 SRV).
Quiere decir que ante cualquier circunstancia él sabía que lo que tenía que prevalecer era el gozo y este iba a ser la fuente de fortaleza para la finalización de su misión, pero para eso tenía también que aprender el secreto de estar contento, lo cual consiguió, como lo testifica en Filipenses 4:12 “he aprendido el secreto a estar contento”.
En esta revista Rhema trataremos de abordar algunos misterios vinculados al gozo para que en medio de la situación que nos ha tocado vivir este año 2020, Año de la Reconciliación, podamos también nosotros aprender ese secreto y terminar nuestra nuestra carrera así como lo hizo tan distinguido perito arquitecto de la iglesia.