Muchos, constantemente, se sienten frustrados con los resultados que experimentan; ven las promesas de Dios y les parece que no las pueden alcanzar. Esa discrepancia entre su deseo, la promesa de Dios y los resultados que están teniendo, les hace tomar a veces decisiones incorrectas. Puedes tener los mejores deseos, y declarar las promesas de Dios a diario sobre tu vida, pero si no tomas las acciones correctas, no vas a poder obtener los resultados que esas promesas te aseguran.
Hageo era un profeta de Dios en un momento muy crucial del pueblo de Israel. Y Dios le hace un reto; le hace meditar, llevando al pueblo a comprender realmente la discrepancia que existía entre las acciones que estaban tomando, y los resultados que deseaban obtener. Acepta hoy el reto de Hageo. Detente, analiza para que puedas comenzar a tomar las decisiones correctas en tu vida.
“En el año segundo del rey Darío, en el mes sexto, en el primer día del mes, vino palabra de Jehová por medio del profeta Hageo a Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y a Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote, diciendo: 2 Así ha hablado Jehová de los ejércitos, diciendo: Este pueblo dice: No ha llegado aún el tiempo, el tiempo de que la casa de Jehová sea reedificada. 3 Entonces vino palabra de Jehová por medio del profeta Hageo, diciendo: 4 ¿Es para vosotros tiempo, para vosotros, de habitar en vuestras casas artesonadas, y esta casa está desierta? 5 Pues así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad bien sobre vuestros caminos. 6 Sembráis mucho, y recogéis poco; coméis, y no os saciáis; bebéis, y no quedáis satisfechos; os vestís, y no os calentáis; y el que trabaja a jornal recibe su jornal en saco roto. 7 Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad sobre vuestros caminos. 8 Subid al monte, y traed madera, y reedificad la casa; y pondré en ella mi voluntad, y seré glorificado, ha dicho Jehová.” Hageo 1:1-8
El Señor dice: El problema es que tienen las prioridades incorrectas; han puesto el orden incorrecto en su vida; están tomando ciertas acciones, pero no tienen los resultados que quieren obtener; no logran ver la discrepancia que hay entre lo que yo quiero para ustedes, lo que están haciendo y sus resultados y, por lo tanto, pierden de vista mi promesa sobre sus vidas. El Señor comienza a ajustar cuentas con Hageo y con el pueblo de Dios. Y, en medio de todo lo que les está diciendo, podemos ver lo que fue el reto de Dios para Hageo:
Meditar. Hay gente que pretende que otros piensen por ellos; piden consejería, pero lo que realmente quieren es que sea otro quien piense por ellos. La realidad es que tu vida no cambia por que otro te diga qué hacer; alguien puede ayudarte a identificar el problema, ayudarte a entender algunos errores que estás cometiendo; pero, hasta que tú no te sientas por ti mismo y analizas y reflexionas por ti mismo lo que está ocurriendo a tu alrededor, no tomarás las decisiones que tienes que tomar para poder alcanzar los resultados que deseas en tu vida. Nadie puede pensar por ti. Te pueden explicar las cosas, pero no pueden entenderlas por ti. Y las cosas no pasan por que sí; tienes que tomarte el tiempo para meditar.
Medita en los resultados que estás teniendo. Puede que tus acciones sean correctas, pero no estás obteniendo los resultados que esperas; lo primero que tienes que hacer es detenerte a analizar. Si tú quieres ser libre financieramente, medita; mira qué acciones te han dado resultados y cuáles no; medita para que puedas ver los arreglos que tienes que hacer para que este año sea uno totalmente diferente.
Muchos, durante este tiempo, se ponen nuevas metas. Es importante que sueñes, pero si no reflexionas en el pasado año, no podrás tomar las acciones correctivas para alcanzar este año aquello que no pudiste lograr el año anterior.
Pon a Dios primero. Dios les dice: Siembran mucho, pero recogen poco; reciben salario, pero en saco roto. En otras palabras, se desperdicia. Y Dios dice que el problema que tienen es uno de prioridades. Dice: Han decidido hacer su casa primero, en vez de poner mi casa primero. Ellos decían que no era tiempo, no era tiempo de poner la casa de Dios como prioridad, porque tenían que ordenar otras cosas en su vida. Y esa es la excusa de muchos para posponer las cosas de Dios; decimos: Cuando las cosas mejoren, cuando el momento sea correcto, cuando organice ciertas cosas, cuando tenga más finanzas, más tiempo. Pero Dios estaba diciendo que aquello que estaban poniendo como prioridad era la causa de la discrepancia entre lo que estaban haciendo y los resultados que estaban teniendo. Si siembras mucho, debes recoger mucho; si trabajas, no debes cobrar en saco roto; y lo que estaba creando discrepancia no era ni el deseo de ellos ni la promesa de Dios ni aun las acciones que estaban tomando, sino el hecho de que no lo estaban haciendo para Dios primero. No has puesto a Dios primero, has descuidado la casa del Señor, el servicio a Dios. Piensas que, si te pones primero a ti y mejoras tu vida, entonces puedes servir mejor a Dios; pero no te das cuenta de que los recursos que tienes, por pocos que parezcan, pueden traer mayores resultados a tu vida.
En este año, el reto de Hageo es el reto que Dios tiene para ti: Pon la casa de Dios primero. No es solo diezmar y ofrendar; es también asistir a la iglesia, no tomar compromisos de más que comprometan el que debe ser tu tiempo para las cosas de Dios. Si pones a Dios primero en todo lo que haces, todo lo que hagas traerá mayor resultado.
Dios le da una orden al profeta; que suban al monte, busquen madera y reedifiquen la casa. Si tú eres capaz de subir al monte, buscar la madera y reedificar la casa de Dios, tus acciones traerán los resultados correctos; vas a sembrar y recoger mucho, te vas a vestir y te vas a calentar; vas a trabajar y no vas a recibir tu salario en saco roto. Pero esto conlleva un esfuerzo. ¿Estás dispuesto a subir al monte? ¿Estás dispuesto a buscar la madera? ¿A reedificar la casa de Dios? Si pones a Dios primero, tú vas a ver que tendrás los resultados que tanto deseas.