Pablo nos dice que como consecuencia de la grandeza del plan de Dios nosotros debemos vivir a la altura y vamos a ver por qué Pablo dice que presentemos nuestros cuerpos como un sacrificio vivo, santo, agradable a Dios y qué quiere decir eso para la vida cristiana.
Pero ¿recuerdan que la última vez yo dije acerca de esta idea de que Pablo decía en otro pasaje de la Escritura de que cómo podemos nosotros recibir misericordia de Dios si descuidamos un plan de salvación tan grande como el que Dios ha ideado?
Y quiero fortalecer esa idea yendo a la Epístola a los Hebreos que muchos comentaristas piensan que fue escrita por el apóstol Pablo aunque no estamos seguros de quién fue quien escribió esta Epístola finalmente pero aquí dice en el capítulo 2 de Hebreos el escritor dice, capítulo 2 versículo 1: «Por tanto es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos.»
El escritor está sugiriendo que: hey como consecuencia de, en este caso en el capítulo 1 él habla de la grandeza del Hijo y de Su sublimidad, es necesario que con mucha diligencia y con mucho cuidado. Fíjese que el llamado a la vida santa, el llamado a una conducta agradable a Dios no es una conducta casual, opcional que nos ofrece la Palabra sino es algo tremendamente serio y hasta cierto punto solemne, es un llamado muy enfático.
La santidad no es una opción para los hijos de Dios, la consagración no es una opción porque servimos a un Dios santo, servimos a un Dios que se ha tomado mucho tiempo para elaborar una salvación preciosa. Entonces es importante que: «Con gran diligencia» dice el escritor «atendamos a las cosas que nosotros hemos oído.» ¿Sabe que nosotros tenemos que ponerle mucho cuidado a las cosas que nosotros leemos en la Biblia, los conceptos de las Escrituras que nos enseñan nuestros maestros, nuestros Pastores, los sermones que oímos, los libros cristianos que leemos, las alabanzas que cantamos? tenemos que ponerle mucha atención.
Mucha gente peca de tomar livianamente las cosas del Espíritu y sobre todo el llamado a la santidad y yo creo que la Biblia es todo lo contrario, nos llama a tener una gran seriedad y a hacer un propósito que vamos a atender, vamos a tomar en serio, vamos a tener mucho cuidado con las cosas que nosotros escuchamos y estudiamos acerca de la Palabra del Señor.
Si no ponemos ese nivel de atención, si no somos digamos poseídos por un sentido de propósito y de gran compromiso no vamos a llegar a la meta de una vida santa y de una vida agradable a Dios porque es una lucha contra la corriente; es una lucha contra la carne, contra la mente, contra las circunstancias, contra la gente, contra el mundo, contra el diablo, es definitivamente una lucha contra corriente y a menos que nosotros hagamos un propósito tremendamente firme no vamos a llegar.
Entonces usted ve que Pablo en el capítulo 12 de Romanos 1 habla así mismo de que a la luz de las grandes cosas que Dios ha hecho nos ruega, nos está suplicando que presentemos nuestros cuerpos en sacrificio vivo entonces vamos a ver eso también ¿no? Y aquí en Hebreos capítulo 2 el escritor dice lo mismo ¿no? «por tanto» y usted verá que él está hablando acerca del Hijo y Su gran carácter como los ángeles y el Hijo de Dios, todas estas cosas ¿no? «Por tanto es necesario que aún con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos.»
En otras palabras aquí en Hebreos 2:1 el escritor dice que es necesario que tengamos cuidado porque el peligro siempre está allí. Yo sé que hay cristianos que dicen: bueno una vez salvo siempre salvo que si Dios te salvó ya tú no puedes irte al infierno, no puedes deslizarte; Hebreos es una carta que se caracteriza muchas veces precisamente por mostrarnos que no, que hay que tener cuidado porque es posible apartarnos de la fe, es posible en un momento dado uno perder su compromiso con el Señor.
Uno nunca pierde su libertad uno siempre tiene el derecho de rechazar a Dios así como siempre tiene el derecho de recibirlo y aceptarlo. Entonces no podemos descuidarnos, tenemos un enemigo como dice en otro pasaje el escritor también, dice que Satanás anda como león rugiente buscando alrededor a quién devorar, dice «por tanto sed sobrios y velad».
Si no perdiéramos nuestra salvación no tendríamos que preocuparnos por esas aves como dice la parábola de Jesucristo que pueden venir y robar la semilla y arrancarla de nuestros corazones. La vida cristiana es una cosa tremendamente seria y la santidad es algo que tenemos que hacer cada día un propósito de nuevo de servir al Señor con santidad, con integridad; tenemos que desear la santidad más que ninguna otra cosa en la vida porque es una batalla contra todo.
Es una batalla contra nuestro propio cuerpo, nuestra propia mente, nuestra propia biología y todos los elementos que componen este mundo y entonces debemos usar como estímulo ese esfuerzo y ese amor que Dios ha invertido en hacernos salvos por medio de Su Hijo Jesucristo y por medio del plan precioso que Él ha ido elaborando a través de toda la historia desde que Adán y Eva cayeron en el huerto del Edén hasta este mismo momento en que ustedes me escuchan Dios está siempre trabajando. Qué triste sería que nosotros descuidáramos esa salvación tan grande.
Entonces el escritor dice: «Atendamos a las cosas que hemos oído no sea que nos deslicemos» no sea que resbalemos y nos apartemos y perdamos nuestra recompensa. La Biblia dice también que: «El que perseverare hasta el fin ese recibirá recompensa» lástima que hay mucha gente que comienza la carrera pero entonces quitan su mano del arado y entonces pierden su recompensa.
Vamos en la próxima meditación a continuar trabajando estos dos pasajes de la Escritura para que veamos cómo se complementan el uno al otro en ese llamado solemne a la santidad. Dios les bendiga, me despido de ustedes hasta nuestra próxima meditación.